El noble marco del claustro del Colegio Universitario nos ha ofrecido hace nada el rico y a la vez variado espectáculo de la oferta artesana, tan creativa como tan poco atendida por instituciones y administraciones, sin duda por considerarla siempre de menor cuantía para las altas aspiraciones de tan bajos aspirantes. Nos bastaría hacer un poco de historia para entender todo lo que está pasando y con toda claridad.

La Asociación de Artesanos celebró en ese mismo escenario, en 1982, la primera Feria Exposición de la Artesanía Provincial, constituyendo un auténtico espectáculo. El anecdotario de aquella célebre exposición es tan rico como variado. Por última vez se expuso un magnífico conjunto del taller de bordados de Carbajales que dirigía la sin par Placi, taller que tristemente se cerraría el 1 de enero del año siguiente. Placi y el gran maestro de la forja, el amigo Miguel Fernández Calles, aún podrían contar una larga serie de anécdotas sobre aquel espectáculo. Claro que esa serie de peripecias no parece importar mucho a esos petimetres de fachada que solo son eso, pura fachada.

Esta feria, definitivamente consolidada, debería mantener un fleco dominguero en esa célebre calle de Balborraz, con todos esos aspectos artesanos, menores sí pero a veces tan importantes por su significado y contenido al lado de las cuales se acercarían esos complementos de recuerdos, y con ellos las sorpresas que salen del baúl de la abuela o del sobrado del pueblo.

Este fenómeno que nació en esa calle del domingo 3 de octubre de 1978, hecho del que se dio amplia información en la prensa de la región, se mantuvo durante dos meses con la colaboración del Grupo de Numismáticos y Filatélicos que dirigía con gran acierto el amigo Baldomero. Este mercadillo dominguero, que hoy se conserva en las ciudades de alrededor, fue boicoteado junto a otras líneas de actuación también muy creativas. Los boicoteadores duraron lo que duraron sus proyectos. Conseguidos, se dieron a la fuga de la manera más vil y miserable que darse pueda. Solitarios y medio escondidos huyeron de las reacciones sociales como lobos.

Siempre es buena la ocasión para, sobre el rescoldo de esa feria, potenciar ese mercadillo donde podríamos encontrar desde la entrada de los toros del año 21 o la obra de un tallista del pasado siglo.

Este tipo de actividad desata y genera un desarrollo tan interesante como atractivo, eso es fácil de comprobar allí donde está establecida, constituyendo una gran atracción hacia determinados aficionados interesados por determinados géneros. Esperemos que en este año sea una realidad aquel intento malogrado por los inútiles de siempre.