Conocí a Alejandro Finisterre cuando me invitaron, como poeta en septiembre de 2002, para hablar de la obra de León Felipe en la sala de conferencias de la Alhóndiga.

Estas charlas eran la antesala de lo que después daría origen a la futura compra del Legado del Poeta de Tábara y que nuestro Ayuntamiento de Zamora iba a realizar pocos meses después, antes de cerrarse el año, en una operación entre "dudosa y extraña" que luego nos vendería el PP en su programa electoral de 2003, pero que hoy siguen sin saber dónde albergar dicho Legado adquirido, por no disponer aún de la Casa Museo del Poeta León Felipe "tan cacareada" por estos políticos del Partido Popular en los últimos años.

Legado que en distintas ocasiones nuestro grupo político ADEIZA-UPZ hemos tenido que denunciar ante el Ayuntamiento por encontrarse, un tiempo más tarde, en ínfimas condiciones de seguridad, arrinconado en cajas y durmiendo el sueño de los justos. Hoy se encuentra "secuestrado" en otro espacio, por cierto, nada adecuado y que no son dependencias municipales.

No sé si la muerte el pasado día 9 de febrero del albacea Finisterre va a ser un punto y final en esta lucha que mantenía con el alcalde Vázquez y su concejal de cultura González Prada para, de una vez por todas, ver hecho el proyecto de la Casa Museo León Felipe realidad o por el contrario continuará luchando su viuda, la soprano María Herrero, hasta que los ciudadanos podamos visitar o acudir a investigar toda la documentación comprada por el Ayuntamiento en algo más de 900.000 euros (152 millones de pesetas de entonces).

Posiblemente ella no cejará en el empeño de ver construido el sueño de su esposo, acababan de comprarse un modesto piso en el Barrio de Pinilla, donde a Finisterre se le veía ilusionado, trasladando su biblioteca personal desde Aranda de Duero hasta este rincón de Zamora.

Todos estos disgustos, a los que él siempre hacía referencia, lentamente le estaban machacando a sus 87 años, hasta diagnosticarle una úlcera gastrointestinal de la que fue, hace un par de meses, operado y que superó de modo satisfactorio, pero los constantes problemas y disgustos con el Ayuntamiento, le estaban minando por dentro, a pesar de su presencia de dandy, llevaba un manojo de bombas en su interior.

El último detonante fue la creación de una "imaginaria Fundación León Felipe" por parte de los señores Antonio Vázquez y González Prada en Madrid, a inicios del pasado año 2006, cuando ya existía una Fundación creada por el recientemente finado Finisterre en1969 en México, creada un año después de la muerte de León Felipe, con una brillante proyección a nivel internacional obteniendo premios de esta Fundación autores y personalidades de la talla de Juan Rulfo, Bertrand Rusell o el mismísimo Gorbachov, entre tantos y tantos otros. También las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina.

Alejandro Finisterre escribió una obra poética durante su estancia en Quito en el año1952 titulada "Ecuador 0º 0 0", con claras referencias a las vanguardias y con especial mirada al creacionismo del chileno Vicente Huidobro, al que le unía gran amistad.

Este título será luego el que llevará su colección editorial, de sobresaliente exquisitez y repercusión por todo el continente hispanoamericano, en sus más de 200 números, aparecerán nombres desde García Márquez hasta Cortázar que más tarde serán autores pioneros en el llamado Boom Literario de los años setenta en Latinoamérica.

También editará varias obras del escritor español en el exilio Max Aub.Y las traducciones del portugués Fernando Pessoa.

De su faceta menos lírica y más inventiva, en noviembre de 1936 durante los bombardeos de Madrid, contaba 18 años, le estalla una bomba en las piernas después de haber permanecido durante largo tiempo bajo los escombros.

Le trasladan a Valencia donde los republicanos concentraban importantes medios de asistencia sanitaria. Problemas respiratorios le obligan a trasladarlo a la montaña de Montserrat para su cura y posterior recuperación.

Allí inventará el futbolín para los mutilados de guerra que no pueden jugar al balompié y para los chavales heridos.

El decía ¿si existe el tenis de mesa por qué no puede existir el fútbol de mesa? Finisterre contacta con un carpintero vasco refugiado y lisiado y le trasmite su proyecto que en aquellas navidades de 1936 se hará realidad y los jóvenes mutilados que allí estaban pudieron jugar, convirtiéndose el futbolín en aquel hospital de guerra, en una verdadera pasión para los refugiados republicanos. No consiguió la patente. Cayó en dominio público. Eran años de una brutal guerra fratricida. En la Eurocopa de Portugal en 2004, le fue rendido un homenaje, siendo el primero en dar inicio al Campeonato de Fútbol Europeo. Fue lo que se llama "Pontapé de Saída". La intensa trayectoria vital de este hombre intelectual y republicano, que nunca quiso pertenecer ni afiliarse a ningún partido político, nos dejó escrita su voluntad: querer morir en la tierra del poeta León Felipe del que fuera su amigo y albacea. Sus cenizas las arrojamos en la intimidad, el pasado sábado día 10 de febrero, un reducido grupo de amigos con su viuda, a orillas de las aguas de nuestro río Duero y frente a la Catedral de Zamora, para llegar, entre las olas, al poniente del Finis Terrae, allá en el Atlántico de su querida Galicia. En breve aparecerán publicadas sus memorias. Sin duda, merecen la pena.