Reglas fiscales

La Eurocámara aprueba su posición negociadora sobre las nuevas reglas del déficit y la deuda

La aprobación permite lanzar las negociaciones interinstitucionales con el Consejo con vistas a lograr un acuerdo definitivo en febrero

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. / EP

Silvia Martinez

La reforma de las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha superado este miércoles una nueva etapa con la aprobación por parte del Parlamento Europeo – por 431 votos a favor, 172 en contra y 4 abstenciones- de su posición negociadora. Aunque el calendario y los plazos para Eurocámara y Consejo cierren un acuerdo político son extremadamente justos, los eurodiputados aspiran a darle una vuelta a las reglas aprobadas por el Ecofin en diciembre pasado y suavizar el resultado eliminando las nuevas metas del déficit y dando más tiempo para reducir la deuda.

“La posición del Parlamento introduce flexibilidad adicional para las necesarias inversiones en las prioridades clave de la unión”, ha destacado la eurodiputada popular y ponente del informe Esther De Lange. “Proponemos más flexibilidad, más tiempo para reducir la deuda, rechazamos nuevas metas en el déficit -como las incluidas en el último tramo de la negociación para evitar el veto alemán en el Consejo- y nuevas políticas de austeridad”, ha añadido la componente, la socialista Margarida Marques, sobre la postura que defenderán en unas negociaciones interinstitucionales que han arrancado este mismo miércoles.

“Las posiciones son bastante distintas y tendremos que debatir para llegar a un acuerdo. Pero tenemos que avanzar, no hay otra opción. Necesitamos claridad para la gobernanza económica. Está en juego la credibilidad de la UE. Tenemos que avanzar”, decía este martes el ministro de finanzas belga, Vincent van Peteghem, tras la reunión del Ecofin. “La posición del Consejo representa un delicado equilibrio entre todos los Estados miembros. Sabemos que solo tenemos unas pocas semanas para concluir”, ha explicado la ministra de exteriores belga, Hadja Lahbib.

Calendario ajustado

Si la UE quiere cerrar un acuerdo esta misma legislatura, los negociadores interinstitucionales tendrán que llegar a un acuerdo como muy tarde en las primeras dos semanas de febrero. Solo así tendrán margen suficiente para concluir la tramitación y llevar a cabo las traducciones legales de los textos antes de la disolución del Parlamento Europeo y las elecciones europeas previstas entre el 6 y 9 de junio. De no llegarse a tiempo a un acuerdo, se aplicarían las reglas vigentes pero las ponentes tienen que claro “cualquiera de las propuestas de las tres instituciones será siempre mejor que regresar a las reglas antiguas”, ha admitido Marques durante un breve debate previo a la votación. El acuerdo del Parlamento ha salido adelante con el apoyo de populares, socialistas, liberales y ultraconservadores.

Tanto la presidencia belga de la UE como el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni, ha admitido lo ajustado del calendario pero como la mayoría de la Eurocámara considera que la propuesta sobre la mesa es mejor que las antiguas normas. “Será crucial preservar nuestras propuestas”, ha dicho el italiano reivindicando el mantenimiento de cuatro aspectos: pasar a un enfoque diferenciado basado en el riesgo para garantizar una reducción de la deuda realista y sostenible, basarse en acicates fuertes para un crecimiento sostenible, reforzar la apropiación nacional y desarrollar un mecanismo de ejecución creíble.

“La Comisión está dispuesta a facilitar estas negociaciones” pero “déjenme ser claro: no hay mucho tiempo para cumplir. Las elecciones europeas se acercan y la desactivación de cláusula de escape general y la reintroducción de las reglas preexistentes es importante concluir este expediente y aportar claridad y previsibilidad a la política fiscal”, ha recordado avisando de que “todos conocemos las viejas reglas” y que ante un “incierto entorno geopolítico” no hay que perder el objetivo final y que no es otro sino dotar a la UE de “un marco de reforma que permita una reducción gradual de la deuda dejando espacio para las ingentes inversiones públicas necesarias”, ha añadido.