Baloncesto

Nacho Teruelo, alma mater del Virgen de la Concha, deja el CD Zamarat tras perder "ganas e ilusión"

El responsable de la sección masculina asegura que "se ha puesto en tela de juicio mi integridad moral y se ha despreciado mi trabajo"

Nacho Teruelo

Nacho Teruelo / JOSE LUIS FERNANDEZ

Paz Fernández

Paz Fernández

Lo que era un secreto a voces se ha confirmado dados los últimos movimientos ocurridos en el baloncesto zamorano.

Nacho Teruelo, alma mater del club Virgen de la Concha de baloncesto masculino, que hace unos años se unía con el CD Zamarat, ha decidido dejar el club naranja desde donde afirma "se ha puesto en tela de juicio mi integridad moral y se ha despreciado mi trabajo".

En un amplio texto dirigido a los medios, el zamorano recordaba cómo hace tres años decidían unir fuerzas con el CD Zamarat para hacer "crecer un proyecto" que nacía "con la ilusión por bandera" una circunstancia que se ha ido disipando, sobre todo en las últimas semanas, concreto desde el ascenso del equipo masculino a Liga EBA el pasado 1 de mayo. "Nunca pensé que un ascenso fuera el detonante que precipitara la decisión de finalizar mi periplo en este proyecto pero, las circunstancias derivadas del mismo, me han hecho ver, que por mucho que nos empeñemos, en una fusión siempre hay una parte que pierde", asegura Teruelo quien lamenta que el hecho de que el principal baluarte del club sea el equipo femenino sénior cercene las aspiraciones de masculino.

TEXTO INTEGRO

 

Hace tres temporadas, un humilde club que un grupo de “locos” se decidió a fundar allá por el año 1993 se fusionaba con el C.D. Zamarat dejando atrás una larga y exitosa historia. El Virgen de la Concha quedaba atrás y comenzaba una nueva aventura.

Una historia que debería tener su continuidad en un trabajo conjunto que hiciera crecer un proyecto, que nacía con la ilusión por bandera. Un club con las dos secciones trabajando codo con codo para construir una entidad referente en Zamora y fuera de ella.

Por desgracia, en esa primera temporada, los dos primeros equipos descendían de sus respectivas categorías pero lejos del desánimo, ese revés sirvió para trabajar más duro aún con el objetivo de recuperar el lugar perdido y sobre todo crecer en el trabajo con los más pequeños.

Un objetivo este último que se ha cumplido con creces, aumentando no solo en el número de equipos en competiciones, sino también en el número de niños y niñas que en sus escuelas deportivas, tanto en Zamora capital como en las zonas rurales que se han ido creado a lo largo de diferentes puntos de nuestra geografía y que día a día, con el trabajo de todos, ha ido en aumento.

Desgraciadamente, y tras dos intentos fallidos, el equipo femenino no ha podido retornar a la liga femenina Endesa quedándose a las puertas en las últimas campañas.

Un objetivo que si ha cumplido el equipo masculino, que tras la decepción de la pasada temporada, lograba un trabajado ascenso en tierras pucelanas.

Esta es la segunda ocasión que he tenido la fortuna de vivir un momento como ese y siempre quedará en mi memoria como uno de los recuerdos más felices que me ha dado este deporte.

Nunca pensé que un ascenso fuera el detonante que precipitara la decisión de finalizar mi periplo en este proyecto pero, las circunstancias derivadas del mismo, me han hecho ver, que por mucho que nos empeñemos, en una fusión siempre hay una parte que pierde.

Yo asumía una serie de condicionantes, entendiendo que el club al que nos uníamos era una entidad fundada con un ideal que priorizaba el baloncesto femenino pero que apostaba con esta fusión por un trabajo global en busca de un beneficio mutuo. Por eso he luchado todos estos años.

La apuesta del club, una vez conseguidas algunas de las principales metas (Aumento significativo del número de licencias y equipos, así como incremento más que notable de las subvenciones públicas derivadas del mismo) se va a centrar en el equipo de liga Challenge, algo que en su momento se había marcado como objetivo prioritario por ambas partes.

Una apuesta que entra dentro de la lógica al ser el C.D. Zamarat un club que nace con esos principios como quedaba claro desde un primer momento.

Pero eso, y siempre desde mi humilde opinión, no debería cercenar el proyecto de la sección masculina.

Desde el mismo momento del ascenso en el núcleo duro del club no se creía en la idea de apostar por un equipo masculino en liga E.B.A.

La sombra de una renuncia (Idea defendida por la mayoría de la cúpula directiva) era comentario publico en todos los mentideros del basket. Una decisión que se ha ido alargando en el tiempo sin un motivo aparente ya que no era un problema de índole económico como ahora se va a manifestar para justificar la tardanza en hacerlo público. Era un miedo irracional a que una de las cabezas del club le comiera protagonismo y dinero a la otra. Se ha estado alimentando a esa cabeza mientras interesaba y no molestaba. Ahora tendrá una continuidad obligada y no deseada por otros intereses de carácter económico y de repercusión social.

Creo que todo ello se podría haber compaginado, dándole de esta manera un mayor sentido a la unión que se produjo, poniendo a cada uno en el lugar que le corresponde según sus méritos deportivos. Los chicos ni somos el enemigo ni somos una amenaza para el proyecto global.

Cierto es que estos años ha habido compañeros que sí han apostado por una integración plena, pero la realidad es que la sección masculina, ha sido y sigue siendo “el patito feo” de este cuento.

Exponer las consecuencias que acarrearía la renuncia a la plaza de liga E.B.A. fueron entendidas como una amenaza y desde ese momento se me ha mantenido al margen de todo.

La realidad a nivel deportivo, la posible “fuga” de jugadores y entrenadores o la nueva inyección económica que se va a conseguir han hecho que el guion inicial de un giro radical y ahora se “venda” como un logro algo que no entra dentro de los ideales y la filosofía del club.

El tiempo dará o quitará razones.

Lo cierto es que no me quedan ni ilusión ni ganas para seguir en este proyecto, en el que se ha perdido la confianza mutua, se ha puesto en tela de juicio mi integridad moral y se ha despreciado mi trabajo.

Me marcho defraudado, con tristeza y con la sensación amarga del que trabaja por un objetivo imposible, pero con la enorme satisfacción de haberlo dado todo, con errores y con aciertos.

Gracias a todos los que me habéis apoyado y a los que habéis tenido la paciencia de aguantarme.

NACHO TERUELO

De este modo, continúa en su alegato Teruelo, "desde el mismo momento del ascenso en el núcleo duro del club no se creía en la idea de apostar por un equipo masculino en liga EBA", y la idea de una posible renuncia se escuchaba cada vez con más fuerza en los mentideros del baloncesto provincial y ahora, un mes y medio después, nada se sabe de este proyecto. "Es una decisión que se ha ido alargando en el tiempo sin un motivo aparente ya que no era un problema de índole económico como ahora se va a manifestar para justificar la tardanza en hacerlo público" y es que, añade teruelo, la sección masculina "no es el enemigo" ni debe verse como una amenaza para el resto del proyecto.

Foto de familia tras el ascenso, en la Plaza Mayor de Zamora.

Foto de familia tras el ascenso, en la Plaza Mayor de Zamora. / M. L. S.

Con todo, admite el zamorano, en el CD Zamarat nunca se ha logrado la "integración plena" de ambas secciones, y la masculina siempre se ha visto, a su juicio, como "el patito feo". "Exponer las consecuencias que acarrearía la renuncia a la plaza de liga E.B.A. fueron entendidas como una amenaza y desde ese momento se me ha mantenido al margen de todo. La realidad a nivel deportivo, la posible “fuga” de jugadores y entrenadores o la nueva inyección económica que se va a conseguir han hecho que el guion inicial de un giro radical y ahora se “venda” como un logro algo que no entra dentro de los ideales y la filosofía del club", indica en su comunicado el zamorano.

Pérdida de ganas e ilusión

Tras todo lo expuesto, Nacho Teruelo anuncia su decisión de dejar el proyecto naranja tras una pérdida de ilusión y ganas" puesto que "se ha perdido la confianza mutua" y "se ha puesto en tela de juicio mi integridad moral y se ha despreciado mi trabajo".

Teruelo confiesa irse defraudado, con tristeza y la sensación amarga del que trabaja por un proyecto imposible" pero también con la "satisfacción" de haberlo dado todo "con errores y aciertos".