El Zamora Rutas del Vino dejó claro ayer que está lejos de alcanzar su mejor versión al ceder por 25-26 en la 19ª edición de su particular torneo, un Memorial Manuel Camba que tuvo como ganador a BM Soria tras un duelo igualado que se decantó en favor del equipo más compacto y regular sobre la pista.

El proyecto que dirige Ricardo Margareto sigue sin carburar. Su máquina cuenta con piezas de gran valor, capaces de formar un elemento de precisión y calidad pero, por ahora, la unión de todas sus unidades no forman un todo armonioso y fluido. El motor del cuadro pistacho ruge pero también chirría.

BM Soria, con las ideas más claras y seguridad en sus acciones, arrancó marcando el ritmo en pista con un peligroso 1-3 en los compases iniciales. Un envite al que Zamora Rutas del Vino respondió sin dilación, para entablar un intercambio de golpes con los visitantes liderando el tanteo. De nuevo, como en Burgos, choque igualado y rentas mínimas, con los zamoranos rindiendo de forma irregular.

Si bien en ataque tanto Guille como Andrés o Nico López daban buen rendimiento y Toni Sánchez se veía cómodo en los seis metros, atrás el bloque pistacho tenía demasiadas fisuras. Especialmente en su zona central, lo que evitó que la calidad local pesara en el luminoso, al menos hasta que apareció Jaime. El extremo y su talento dieron un buen empujón al Zamora Rutas del Vino que, incluso, llegó a vestuarios por delante en el marcador gracias a un postrero siete metros (15-14).

El duelo se reanudó bajo los mismos parámetros que marcaron el primer acto. Buen desempeño ofensivo, con el Zamora Rutas del Vino generando buenas posiciones de lanzamiento, y falta de comunicación y orden a la hora de proteger tanto a Luis Posado como a Guarido. Pese a todo, en esta ocasión eran los de Margareto los que dominaban la alternancia en el marcador, amagando en un par de ocasiones con romper el partido a su favor (17-16, m. 37).

Con todo, fallos en lanzamientos claros y algún momento de desconcentración, fueron bien aprovechados por un BM Soria con una primera línea muy eficaz que, además de anotar, encontraba siempre conexión en los seis metros para hacer goles.

Ni la vuelta de Sarasola y los cambios del técnico hicieron despegar a un Zamora Rutas del Vino al que le faltaron tablas y seguridad. Dos cualidades que le sobran a Alberto Miranda.

El meta saltó en la recta final a la pista y, en los últimos cinco minutos, puso el candado a su portería. Su actuación, unida a una exclusión señalada sobre Guille, permitió al cuadro visitante recuperar el mando del envite y llegar a los compases decisivos con un gol de renta (25-26). Una ventaja que mantuvo tanto por su esfuerzo como por la falta de cohesión en un cuadro de Viriato que mostró detalles de calidad pero que necesita trabajar más para ganar en firmeza y fluidez.