El siglo de vida de la última tabernera de Ufones

Margarita Calvo, nacida en 1924, abrió la tasca del "Tí Pichetas" tras la Guerra Civil, luego emigró a Alemania y regentó una bodega en Gijón

Margarita Calvo sopla las velas con la familia. | Chany Sebastián

Margarita Calvo sopla las velas con la familia. | Chany Sebastián / Chany Sebastián

Ufones, localidad perteneciente al municipio de Rabanales, cuenta por primera vez en su historia con una vecina allí nacida que supera la barrera de los cien años de edad. Una historia viva llena de aventuras y desventuras durante el reinado de Alfonso XIII, la Segunda República, la Guerra Civil, la dictadura de Franco y la democracia con los reyes Juan Carlos I y Felipe VI.

Ufones se vistió de gala para rendir un emotivo y merecido homenaje a su querida abuela Margarita con una misa oficiada por Teo Nieto Vicente, Principius (Tanzania), Kizito (Nigeria), Javier, Pedro y sor Avelina. El alcalde, Santi Moral Matellán, y la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Rabanales le entregaron un ramo de flores y una placa conmemorativa, y lo mismo hizo Juanjo Rivas por parte de la asociación de vecinos. Margarita invitó a todo el pueblo a comer en "La Casona".

Margarita Calvo Ballesteros vino al mundo allá a la vera del río Mena un ya muy lejano día 23 de febrero de 1924, en el seno de una humilde y acogedora familia de agricultores y ganaderos que formaban el tío Lorenzo y la tía Justa. Fue ella la tercera de una familia numerosa integrada por cinco hermanos: Felipe, Esperanza, Juliana y Domingo.

Al abrigo de esos recuerdos y sabiduría que dan los años y la propia vida recuerda Margarita que fue a la escuela, pero poco, "para poder aprender las cuatro reglas y así poder defenderme en la vida", pues desde muy pequeña como a todos los rapaces y rapazas alistanas de la época le tocó arrimar el hombro en la casa. Su maestro fue don Isidoro.

Poco podía imaginar ella que "las cosa muchas veces cuando cambian es para peor". Atrás quedaron el reinado de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República. Hasta que llegó el fatídico día 18 de julio de 1936, estallaba la Guerra Civil y su hermano fue llamado a filas y además su hermana segunda (Esperanza) fallecía muy joven, por lo cual le toco cuidar de los más pequeños (Juliana y Domingo) porque la salud de su madre era muy delicada.

Margarita con una labor de ganchillo. | Chany Sebastián

Margarita con una labor de ganchillo. | Chany Sebastián / Chany Sebastián

Ya de moza, casualidad y causalidad del destino, un día apareció por el pueblo el apuesto Francisco, un joven tan bien parecido como bueno, un "chico guapo", hijo de una conocida familia de Alcorcillo, conocidos como "Los Pichetas", que se dedicaban al negocio de la compra y venta de vinos: iban por los pueblos vendiendo a las tabernas y vecinos.

Allí, en Ufones, se encontró con la joven y apuesta Margarita y desde el primer momento surgió el flechazo. Todo fue rápido, se hicieron novios y tras un año de secretos, sueños y promesas se casaron en el año 1947, –don Rafael fue el cura–, en la iglesia de Santa Eulalia de Mérida.

Margarita y Francisco crearon una familia de la que nacieron tres hijas: Tina, Paquita y Marga, alcaldesa pedánea de Ufones. En plena posguerra su luna de miel fue un amoroso paseo bajo la luz de las estrellas soñando con hacer los sueños realidad.

Se quedaron a vivir en Ufones y allí abrieron la taberna del "Tí Pichetas", que a la vez era tienda, casa de comidas y lugar de hospedarse. Ellos compraron la primera televisión del pueblo y los vecinos iban con sus hijos a verla. Además de la taberna se dedicaron a la agricultura y la ganadería: "Fueron tiempos muy difíciles, donde el dinero no se movía y cuando la gente venía a comprar, pedían que se le apuntara y no siempre se cobraba".

El trato era mucho y los ingresos pocos, así que un buen día en vistas de que la vida no daba muchas oportunidades en estas tierras decidieron emigrar a Alemania con la ilusión de ganar dinero y darles una vida mejor a sus hijas. Primero se fue Francisco a Hamburgo en 1964, y ya en 1965 reclamó a su mujer Margarita y a su hija mayor Tina para trabajar con él en Pinneberg. Las pequeñas Paquita y Marga se quedaron al cuidado de la tía Tránsito, hermana de Francisco. Se fueron con el corazón roto por la separación familiar.

Trabajaron duro para que a sus hijas no le faltara nada, y tras cinco años, con lo ahorrado regresaron a España para asentarse en Gijón, donde compraron pisos y locales, abriendo una bodega de vinos al por mayor y una pensión.

Imagen retrospectiva con su familia. | Chany Sebastián

Imagen retrospectiva con su familia. | Chany Sebastián / Chany Sebastián

El negocio les fue bien, pero al cabo de siete años Francisco enfermó de los bronquios y los médicos le aconsejaron que el mejor tratamiento era el clima seco de Castilla y que dejaran el norte de España. Fue así como decidieron vender su negocio y regresar de nuevo a Ufones. Allí tenían una casita en medio de una finca, donde Margarita se dedicó al cuidar el huerto, plantar todo tipo de verduras y cuidar sus flores. Eran un matrimonio muy unido, vivían tranquilos y les gustaba ir los fines de semana a visitar pueblos alistanos y portugueses, conocer gentes, charlar y disfrutar de las amenas historias de sus paisanos. El carácter afable de ambos les hizo dejar amigos allí por donde iban pasando.

Tuvieron seis nietos (Marga, Maite, Luis, Rebeca, Susana y Jesús) que todos los veranos se quedaban un mes con sus abuelos Margarita y Francisco. Le ayudaban a la abuela en la huerta y el abuelo le contaba historias de su infancia y juventud. Se volcaban con ellos esos meses. Y le dieron seis bisnietos: Antonio, Álex, Helena, Jimena, Mía y Bela.

Francisco fallecía a los 82 años de edad y Margarita decidió seguir viviendo en su casa, donde cuidando su huerta se mantenía entretenida y así evadía sus penas. A partir de ese punto no se quedó sola en ningún momento, pues su hija mayor vive en el pueblo y siempre está pendiente de ella. Hace unos diez años, su hija pequeña también se trasladó a vivir a Ufones, por lo cual compaginan su cuidado. La segunda hija vive en Madrid y también va al pueblo para pasar tiempo con ella. Ha estado trabajando la tierra hasta hace tres años, que ya se lo prohibieron porque sus caderas no respondían y tenían miedo de una caída, aunque ella se rebeló.

Su mente esta más lucida que las de las personas jóvenes, lo único que le fallan son las piernas, le cuesta caminar, pero con su andador se defiende. Aunque tiene ayuda a domicilio durante el día para acompañarla, Toñi y María, y teleasistencia de Cruz Roja por precaución, es una persona completamente autosuficiente, ella se levanta, se viste sola y come sola. Las hijas se hacen cargo de ella por la noche.

Cuando nació Margarita el pueblo tenía 136 habitantes, que en 1960 llegaron a 161 vecinos. Hoy son 31 residentes, de ellos 20 hombres y 11 mujeres.

Es ella la vecina más anciana, y el más joven es Álex Matellán Matellán, nacido el 18 de marzo de 2022, llegado tras 34 años sin natalicios: Raquel Fernández Gago había nacido el 26 de julio de 1988. Y aunque no vive allí, la empadronada más joven de Ufones es su querida bisnieta Bela Pérez Vázquez.

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