Obispo de Astorga, en los pueblos más recogidos de Sanabria

Jesús Fernández visita Villarejo de la Sierra, Monterrubio, Carbajalinos, Villar de Los Pisones, Lagarejos y Cerezal

El obispo de Astorga, Jesús Fernández González, extendió su visita pastoral a los pueblos más recogidos de la comarca: Villarejo de la Sierra, Monterrubio, Carbajalinos, Villar de Los Pisones, Lagarejos y Cerezal. Un recorrido que comenzaba en Villarejo de la Sierra con cinco vecinos en el templo que esperaron el mensaje religioso del máximo pastor de la iglesia en la Unidad Pastoral de Sanabria y Carballeda. Monseñor conjugó en su mensaje evangélico tres verbos: ver, compadecer y enseñar el mensaje de Jesús y extrapolable a la sociedad rural.

En una homilía cercana monseñor hace partícipe de sus palabras a los vecinos como recordar que hace 18 años el obispo Camilo Lorenzo Iglesias visitó el pueblo 2 veces, “con banquete” en el cabildo y el pueblo lleno “ahora no hay ni gente”. En todos los pueblos se lamentan de los pocos que son, pero el obispo reconoce su mayor interés en estar con los que viven en los pueblos. “Yo soy de un pueblo muy pequeño” argumenta el obispo.

En Villarejo las vecinas trasladan los problemas de humedades a los pies del templo y una de las naves, tres naves interesantes y sus tres altares son el orgullo de las vecinas, que limpian y cuidan el templo. El obispo siempre tiene palabras para agradecer el cuidado de las iglesias. Y esta vez pudo ver las piedras movidas de la espadaña, como consecuencia de la caída de un rayo hace años. La vía indicada es que el párroco presente la solicitud.

Otras cinco personas esperaban al obispo en Monterrubio, falta el niño del pueblo que está en el colegio. En el portal el obispo charla animadamente con los vecinos que se dedicaron al campo, a la plantación de castaños, cereal y paredes en las fincas que van tirando los jabalíes. En la iglesia muy cuidada el obispo recuerda que es “el pastor” de almas y a su lado uno veterano matrimonio pastores de cabras atienden sus palabras. El padre José Gregorio Contreras Vaca recibe los parabienes del obispo por su labor “misionera” inversa en unas parroquias donde faltan vacaciones. En Villar de los Pisones, una de las vecinas lo resume en “un milagro” el poder tener párroco y misa. El padre José Gregorio lleva una agenda anotando misas y festividades.

Visita pastoral del obispo de Astorga

Visita pastoral del obispo de Astorga / Araceli Saavedra

Esther González, maestra nonagenaria y vecina de Carbajalinos, explica fluidamente y con claridad todas las goteras que tiene el templo, otra iglesia digna de ver. El obispo atiende atentamente mientras espera la llegada de los feligreses, participarán 9 y el pequeño Roberto de 5 años. Jesús Fernández habla de la soledad en varios de los pueblos, a veces buscada porque hay vecinos que no quieren ir a vivir con los hijos “como en casa en ningún sitio”. Un detalle que no pasó desapercibido en las iglesias fue la guitarra del vicario de Pastoral, José Manuel Carrasco Pascual, que completó con sus canciones las palabras del obispo.

Y con palabras de León Tolstói y la belleza que sana, doña Esther dio las gracias al obispo por su venida porque “estamos admirando la belleza de la Iglesia y de su reunión con nosotros”. Una bienvenida que calificó de “pobre pero sincera” sin olvidar que esta iglesia es “nuestro monumento”. El pequeño Roberto y Gloria, la vecina más mayor con 96 años, entregaron una placa de reconocimiento al obispo por su presencia.

Las palabras de esta iglesia es “nuestro monumento” venían a encajar con la conversación en el portal de arreglar el templo y la contestación generalizada de que la “iglesia es del obispo”. Unas palabras que Esther completa “pero la usamos nosotros y la necesitamos nosotros”. El arreglo de la iglesia quedó paralizado por diferencias entre el Ayuntamiento y el párroco anterior. Además de las humedades, la torre presenta una inclinación que los vecinos ya señalaban en verano para su arreglo. El pequeño Roberto estudió a fondo el recordatorio que le entregó monseñor, fijándose en todos los detalles, desde la cruz al anillo.

Con una pancarta de bienvenida, los seis vecinos de Villar de los Pisones recibieron al obispo donde asistieron a una celebración en el templo, donde el obispo destacó su animosidad y cooperación. El vecindario brindó un tentempié con chistes del obispo incluidos.

Lagarejos y Cerezal de Sanabria cerraron otra jornada maratoniana para un obispo que tiene 974 parroquias en su diócesis, a las que le gusta visitar pero no siempre puede. Una diócesis “extensa” como reconocía el responsable de la diócesis. 

Con los mismos verbos el resumen es ver a todos los vecinos y templos, compadecerse de la despoblación y enseñar la palabra con la mayor cercanía del obispo a los feligreses de las 31 parroquias zamoranas. 

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