El Tera se desborda en Ribadelago con 140 litros de lluvia en 48 horas
Las intensas precipitaciones ponen en alerta a los pueblos ribereños
El viento provoca caídas de árboles
El pluviómetro de Ribadelago integrado en el Sistema Automático de Información del Duero registraba hasta las dos de la tarde del jueves un total de 67,7 litros por metro cuadrado y la alerta amarilla en el río Tera.
Las lluvias deparaban a primera hora de la mañana el desbordamiento del río Tera a su paso por las huertas de la Retuerta entre los pueblos ribalagueses Viejo y Nuevo. "A ver si para un poco y aguanta" comentaban los vecinos en el bar del pueblo viejo, donde el miércoles ya se habían recogido 70,7 litros por metro cuadrado.
En el pueblo Viejo estaban pendientes del agua, por arriba y por abajo. Esperando que del cielo dejara de caer y que el caudal que prácticamente tapaba los dos arcos del puente no siguiera subiendo. Los residentes ribereños estaban pendientes de las dos compuertas, una para cortar la entrada del agua en una de las calles, y una segunda abierta por si el agua saltaba el puente.
Hasta las tres de la tarde se habían acumulado en lo que va de mes 411,7 litros por metro cuadrado, contando que hasta el día 13 de octubre fue puro verano con 30,1 grados de temperatura máxima, en el día de hoy la máxima se quedó en 13 grados.
En un día desapacible por el agua y el viento, los vecinos tuvieron que salir de casa necesariamente para comprar el pan en la furgoneta que se desplaza dos veces en semana hasta el pueblo, o en todo caso recoger el pan en el bar de Teo Fernández donde se deja reservado.
Y mirar cómo bajaba el río era indispensable como indispensable les era recordar que hay que limpiar el río, una responsabilidad que CHD traslada a los ayuntamientos en los cascos urbanos.
En la Retuerta el río corría y se abría ocupando huertas, gallineros, naves y leñeros, para preocupación de las vecinas que trataban de retirar vegetación arrastrada a la altura del campo de fútbol para que ese poco de agua saliera otra vez al cauce.
El entorno de la depuradora era una piscina y con cierta preocupación se miraba a la carretera por si llegaba a embalsarse.
El viento provocó el derribo de árboles en pueblos como Cervantes donde el personal de mantenimiento de la Diputación tuvo que retirar dos robles caídos en la carretera de acceso al pueblo. Con fuerza descendía el río Trefacio tras inundar la zona de baño de Corneira.
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