Bernardo pliega su mesa de la ONCE

El vendedor de cupones se jubila este domingo tras haber repartido varios premios en Sanabria

Bernardo Ferrero en su mesa de la ONCE. | Araceli Saavedra

Bernardo Ferrero en su mesa de la ONCE. | Araceli Saavedra / Araceli Saavedra

Bernardo Ferrero Hernández pliega este domingo su mesa de trabajo con la que ha recorrido toda la comarca como vendedor de la ONCE. Ha repartido premios, sonrisas y conversación diaria con sus clientes. Como él reconoce «también he sido un poco psicólogo, porque la gente nos cuenta sus problemas, sobre todo la gente mayor. Te preocupas y preguntas». Su tarea ahora será disfrutar de su familia, de sus tres hijos y su hija, de su mujer, cuidar de su madre Bernarda y especialmente de su nieta África de 2 años y de otra nieta que viene en camino, Martina.

Nacido en Faramontanos de Tábara, comenzó a trabajar bien joven, «siempre en la hostelería». Con 15 años «hice mi cartilla de la Seguridad Social en 1973 en San Sebastián. Era de aquellas cartillas que eran grandes. Cumplí 15 años y estaba de patrona. Ya tenía allí un hermano y una hermana trabajando». Llegó a Sanabria a raíz de licenciarse en el servicio militar y «ponerme a buscar trabajo». Y bien joven comenzó en uno de los establecimientos emblemáticos de El Puente de Sanabria, El Ministro, en 1981. Tenían entonces 22 años. Con el tiempo regentó un establecimiento propio, «El Asador de Bernardo», durante 11 años. Volvió a una segunda etapa en El Ministro.

Bernardo vende uno de sus últimos cupones antes de jubilarse. | A. Saavedra

Bernardo vende uno de sus últimos cupones antes de jubilarse. | A. Saavedra / Araceli Saavedra

Cuando perdió audición dejó el trabajo en el sector de la hostelería y comenzó a trabajar en la ONCE. Muchas anécdotas ha vivido desde 2015, aunque lo más bonito ha sido ver cómo sus clientes se despiden de él deseándole una feliz etapa y que disfrute de su jubilación. Clientes que en ocasiones han sido agraciados con alguno de los premios que ha repartido.

El premio más importante, de 250.000 euros, recayó en un cliente «de Sanabria» que compró dos cupones. «A un repartidor de comestibles le tocó otro premio», dice satisfecho con la suerte que ha repartido en forma de premios de 3.000, 6.000 y hasta 40.000 euros, a gente que incluso le hacía falta. A los clientes habituales, suma los «habituales del verano» y hasta una peña de Zamora que le compra habitualmente. Muestra con orgullo la placa otorgada por la ONCE como mejor vendedor del año de 2022. Uno de los consejos que siguió fue siempre «no ser pesado con los clientes».

Los peores años fueron los de la pandemia –2020 y 2021– porque fueron a un ERTE y no salían a trabajar. Bernardo, que es una persona muy activa, hacía 11 kilómetros dentro de una finca en Rabanillo donde guarda los perros. Esa será otra de sus tareas a partir de ahora, pasear con los perros por los caminos de la zona.

Si fue generoso con sus clientes ahora también lo es en agradecimientos a todos ellos, a los establecimientos comerciales y de hostelería donde le han permitido vender, a sus compañeros de zona –son cuatro vendedores– y a todo el grupo ONCE.

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