La Opinión de Zamora

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Un arca de Noé en el corazón de Aliste

El alistano José María Manzanas y la portuguesa Flori Meirinhos crean un centro de acogida faunística de 5.500 metros cuadrados en San Juan del Rebollar

Visitantes de Villarramiel (Palencia) en en puente de los Santos| Ch. S.

San Juan del Rebollar, localidad perteneciente al municipio de San Vitero, disfruta ya de su particular arca de Noé.

Una peculiar y a la vez que novedosa iniciativa medioambiental, parque temático, que se ha convertido en cita obligada para gentes de toda España.

Un alistano de pura sangre, José María Manzanas Cerezal (maquinista de Tragsa y un enamorado de la naturaleza desde su más tierna infancia), más conocido cariñosamente como “Tribuleiras”, natural de San Juan del Rebollar, conoció a la portuguesa Flori Meirinhos, natural del concelho de Miranda do Douro. Surgió el amor y se casaron hace ya más de treinta años, asentando su morada a orillas del río Mena.

Allá por el año 2006, el matrimonio adquiría un prado campestre de alrededor de 2.500 metros cuadrados, cercado con las tradicionales paredes de piedra, en el paraje “La Folgosa”, de San Juan, lugar donde crecía y crece algún que otro roble centenario.

Así nacía el arca de Noé alistana que a día de hoy alberga ya más de 100 figuras de diferentes animales, aves e insectos, además de 293 refugios, entre cajas anideras, nidos artificiales, comederos y bebederos. Un lugar –en años como este se sequía, falta de agua y fuegos–, para la fauna donde hospedaje y la manutención es gratuita.

Siluetas

Un año después José María comenzaba a trabajar en la elaboración de siluetas de animales salvajes ancladas sobre grandes rebollos (piedras de cuarcita) o troncos y postes de madera.

Las siluetas están hechas sobre chapas de 2,5 milímetros de grosor y recortadas con esmero utilizando una radial. Un animal mediano, como puede ser el caso de la silueta del lince ibérico le puede llevar tres días de trabajo. Una más pequeña, una comadreja, la deja lista en una jornada.

Debajo de cada animal aparece escrito su nombre común o el nombre vernáculo como se le conoce tierras alistanas. Así, por ejemplo, debajo del alcaudón real, el visitante podrá ver y conocer que en Aliste es un “picanzo”. En el caso de la Mantis religiosa en Aliste su denominación es “tabaresa”, el escarabajo aceitero es “jabalyova”, el zorro común un “raposo” y el lobo ibérico un “perro bardino”.

La primera silueta hecha por José María Manzanas fue la del afamado conejo que allá por los años setenta del siglo XX utilizaba el Icona (Instituto para la Conservación de la Naturaleza) en sus primeras campañas para la lucha contra incendios forestales en España.

José María Manzanas y Flori Meirinhos, promotores del proyecto| Ch. S. Chany Sebastián

En cuanto a las cajas nido del arca de Noé, las primeras que construyó eran similares a las usadas por el Icona, pero ahora sus diseños difieren mucho de los originales y todos ellos son fruto de su propia imaginación buscando la comodidad y seguridad de sus moradores.

Como si el mismo fuera un pájaro, José María va diseñando los refugios, utilizando cortezas de los árboles para hacerlos más apetecibles, reforzando los orificios de entrada para que los pájaros carpinteros (“pitos” en Aliste) no los puedan ocupar. A la vez tira de materiales nobles autóctonos para las techumbres (tejados) utilizando pequeños refaldos de pizarra para que no se filtre el agua. Incluso los recubre con hiedra natural para hacerlos casi invisibles a los ojos de los depredadores que también los hay.

Todos estos sistemas de camuflaje le han dado buenos resultados y muchos de los refugios ya han sido ocupados muy en particular por los “pardales” (gorrión común) una especie poco dada a trabajar y que durante siglos ha encontrado morada en los “machinales” de las casas (agujeros donde se sujetaban los andamios de madera durante la construcción de las paredes). O sus hermanos chillón y molinero.

Especies

Otras especies que ya han fijado su residencia para quedarse a vivir en “La Folgosa” son el cernícalo común o la más pequeña de las rapaces nocturnas alistanas: el autillo. Un paraíso donde las aves lo tienen todo casa, agua y comida a coste cero.

Como ya le pasó a Noé con su arca y el diluvio universal, al final el recinto se ha quedado pequeño. Por ello recientemente han comprado un nuevo prado de alrededor de 3.000 metros cuadrados, lindando con el primero, cuyo destino será también a acoger refugios, comederos, bebederos y siluetas de animales.

Con apenas quince años de vida, la fama del original parque temático casero del arca de Noé y del propio Tribuleiras, ha roto las fronteras de la provincia de Zamora y hasta allí llegan visitantes de toda Castilla y León, Madrid, Galicia, Castilla-La Mancha, País Vasco, Portugal, Asturias, Cataluña y Aragón.

José María y Flori, además de buena gente de campo y naturalistas de pura sangre, son dos magníficas y acogedoras personas que incluso si hace falta hacen de guías y todo altruistamente. Es tal su humildad que no cobran entrada. Únicamente en la salida hay un nido (hucha) donde los visitantes que así lo desean pueden dejar la voluntad (donativo) para colaborar en la alimentación y mantenimiento.

Atractivo

En la época de cría, primavera, es más visitada por los naturalistas y biólogos, y el resto del año, muy en particular durante la época estival, puentes y fines de semana, por grupos familiares y gentes de todas las edades

José María encantado que su obra sea visitada y conocida. “Es un atractivo más para la comarca de Aliste y muchas familias, parejas o matrimonios con hijos, a la vez que vienen a comer a los restaurantes de la zona, Fornillos, Alcañices, San Vitero, Grisuela, Rabanales y Figueruela de Arriba, a recoger setas o a hacer rutas de senderismo rural, para ver lo que he creado. Yo encantado de recibirlos y mostrárselo”.

Además, restaura máquinas y aperos agrícolas antiguos que compra por los pueblos: su última adquisición fue un trillo de ruedas dentadas y una segadora gavilladora, ambas antaño tiradas por mulas, que ha comprado en Hinojosa de Duero (Salamanca).

Tal es el amor por la naturaleza y el medio ambiente, el de José María y Flori, que para limpiar sus fincas no utilizan maquinaria que contamine, ni por supuesto herbicidas. Ha noptado por los “cortadores” más naturales y eficientes: cuatro ovejas de la raza autóctona castellana que mantiene a raya la hierba y el matorral.

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