La caravana humanitaria movilizada desde Zamora ha cerrado una nueva jornada maratoniana por las carreteras de Alemania y Polonia y, tras superar la frontera con Ucrania, ya ha entrado en el país invadido donde han podido depositar material humanitario. ¡Superados los 3.000 kilómetros de inapelable distancia! Sobre ruedas, un despliegue de logística y resolución llena de contratiempos inimaginables para quien sigue las noticias desde la distancia con preocupación y transmitiendo solidaridad desde las redes y grupos de contacto.

VÍDEO | La ONG Acción Norte, a punto de acceder a Ucrania

VÍDEO | La ONG Acción Norte, a punto de acceder a Ucrania

”No es lo mismo la logística para 12 guerreros hijos de Viriato que para cuarenta”, resume el presidente de la ONG Acción Norte, Javier Bodego, contando los ciudadanos ucranianos, niños y mujeres, que a lo largo de estos tres días la ONG ha gestionado para su traslado a España.

Los 21 de Cracovia

Aquí puedes ver de viva voz a Bodego en el momento de entregar el material humanitario antes de ir en busca de la veintena de refugiados de Cracovia.

VÍDEO | Testimonio del presidente de Acción Norte, el zamorano Javier Bodego, desde Ucrania

VÍDEO | Testimonio del presidente de Acción Norte, el zamorano Javier Bodego, desde Ucrania

Los más de 3.000 kilómetros –4.000 desde Ucrania– son para pensárselo. La mayoría de los refugiados opta por quedarse cerca de su patria, Polonia, Alemania, Francia.

El convoy zamorano, a las puertas de Ucrania

Bodego deja en manos de Jenny el volante y él conduce por las redes sociales –todas o casi todas– las gestiones. Por suerte en la caravana hay gente aventajada para descargar ubicaciones, localizar alojamientos, sacar “tickets” y hasta buscar el combustible más barato. Cerrar esos temas apacigua otro pensamiento, qué se encontrarán y cómo será la vuelta.

”No es lo mismo la logística para 12 guerreros hijos de Viriato que para cuarenta”

En el momento que la ONG Acción Norte hacía un llamamiento para conseguir fondos y costear el traslado de 21 personas ucranianas, la gente de la provincia de Zamora o vinculada con ella se volcó. Desde el coste de las autopistas en Francia hasta simplemente entrar al baño en Alemania se cobra. El peaje del camión en Polonia, aunque lleve ayuda humanitaria fletado por el empresario y cargada por voluntarios, no se salva de la voracidad recaudatoria. Nada le sale gratis, ni a la ONG ni a los voluntarios, excepto los peajes de las autovías de Alemania, siempre hay una excepción.

Nada sale gratis, ni a la ONG ni a los voluntarios, excepto los peajes de las autovías de Alemania, siempre hay una excepción

En cada jornada hay que calcular kilómetros, paradas, repostaje y alojamiento. La mejor cena, en la habitación 17 en el hotel de Núremberg contratado al filo de las 10 de la noche. Que nadie piense que es un viaje de placer ni de turismo. Si de alguna manera se puede contar este viaje es a través de la logística de la guerra humanitaria para resolver todos los problemas que surgen, por mucho que todo pueda estar planificado.

Voluntarios franceses Araceli Saavedra

En una de las estaciones de servicio, en una parada rápida desde que partieron de Núremberg, un ciudadano ucraniano sorprendió a todo el grupo de voluntarios. Preguntó si alguien hablaba alemán. Nadie. Alternativamente: inglés, francés, español y portugués. En ese momento la intérprete había entrado en el local de la estación de servicio. El hombre, con el rostro emocionado, sacó un billete de 50 euros y dijo “coffee”, se dirigió a su coche y sacó la bandera de Ucrania envuelta e impoluta.

Aplauso a los camioneros

Unos kilómetros más adelante volverían a coincidir a la entrada de Polonia, también en un área de servicio, único respiro para el convoy. Por fortuna no hubo cortes para controles en las fronteras entre los tres países del itinerario. Solo barreras de peajes en Francia y Polonia. La locomotora alemana esta vez perdona la cuenta.

La carretera demuestra la solidaridad de la Europa de los ciudadanos, no la vieja Europa de las bombas. Las caravanas de alemanes, portugueses, holandeses, franceses, polacos, etc. se solapan. Un homenaje a los camioneros, especialmente a los de la comitiva zamorana, por las horas en regla pero una soberana paliza. Se descarta uno de los hoteles con el que se ha contactado para dormir porque está en el centro de la ciudad y dificulta la entrada de vehículos grandes.

El convoy zamorano, a las puertas de Ucrania Araceli Saavedra

El médico español, Jonathan Pérez Toro, viajaba ayer desde Paracuellos del Jarama con un autobús y dos furgonetas de 9 plazas cada una. En el autobús viajan tres conductores y el facultativo. La idea en “llegar a Varsovia, entregar material sanitario y algo de ropa y comida, pero fundamentalmente material sanitario”.

El autobús vacío en el viaje de ida volverá hasta Madrid tras recoger con varias familias en la iglesia evangélica ucraniana, unas 60 personas en este viaje y otras 60 en el próximo, para ser arropadas por otras familias en la capital “hasta tramitar la acogida de una forma más definitiva. Gran parte del material ha sido donado por compañeros médicos y enfermeras del hospital de Torrejón, una farmacia de Cabanillas y una empresa distribuidora de medicación que ha hecho un precio especil reducido.

A eso hay que sumar las inapreciables donaciones de particulares. El médico madrileño reflexiona que es “la primera vez que vengo” y “a ver lo que nos encontramos. Voy con la ilusión de poder ayudar”. Es “un pequeño granito de arena, una gota en el océano porque somos conscientes de todo lo que hay”.

Un grupo de voluntarios franceses también descansa un momento antes de seguir el recorrido. Viajan desde Cantal –en la región de Auvernia-Ródano- Alpes- . Transportan medicamentos y material sanitario. En el cargamento han incluido pequeños aparatos y cargadores de móviles, y además cosas para los niños. Desde el pueblo más pequeño hasta la ciudad más grande se ha movilizado por toda Europa para ayudar en Polonia, ante el llamamiento de la castigada sociedad civil ucraniana. En una de las estaciones de servicio, la dependienta sabe algo de español para alegría de todo el grupo. Aunque siempre está la opción del inglés.

La piña zamorana y salmantina no se desune ni para cambiar el tacógrafo del camión. Mañana, el día definitivo para acreditar que una ONG modesta pone los donativos en destino, en acción y al norte. Viriato puede estar orgulloso de sus hijos y sus hijas.