Medio centenar de pueblos de Zamora participan en un proyecto innovador, sostenible y pionero de producción y comercialización de electricidad, lo cual equivale a conseguir la independencia energética al margen de los temidos vaivenes del mercado. Los ayuntamientos, junto con la AECT Duero-Douro, son agentes fundamentales como socios de la primera cooperativa europea de ámbito transfronterizo de comercialización de energía. El proyecto, ya en marcha en Manzanal de Arriba donde se ha empezado a verter energía a la red, empieza a dar frutos y así lo explica José Luis Pascual, director de la AECT Duero-Douro.

–El proyecto de autoconsumo de energía en el medio rural inicia su andadura en un momento frenético del mercado de la electricidad, ¿reafirma esto una iniciativa tan novedosa y pionera?

–Efectivamente estamos en plena ebullición del mercado, con precios insostenibles. Pero la idea no ha surgido como resultado de esta situación sino que en noviembre de 2018, cuando se publicó el decreto que eliminaba el impuesto al sol y posteriormente la normativa que permitía el autoconsumo compartido, entendíamos que a los pueblos les venía muy bien. Era un traje hecho a medida. La AECT plantea a la asamblea un proyecto que trabajara en la línea de conseguir la independencia energética para los municipios. Ahora recogemos esos frutos con una primera fase de cien instalaciones.

La energía hoy se está pagando diez veces más que en diciembre de 2020, eso es insostenible

–¿Cómo funciona el proyecto de autoconsumo compartido?

–En un tejado de edificios municipales se realiza la instalación de placas fotovoltaicas que se conectan a la red y, a través de la cooperativa de comercialización de energía creada con los ayuntamientos, podemos agregar contratos de suministro de electricidad que estén a menos de 500 metros, sin realizar obras. Todos esos suministros que se agreguen de forma automática dejan de pagar peajes y costes que, hoy por hoy en horario punta, son más del 55 % del precio de la energía; es decir, automáticamente hay un 55% de ahorro. Además, a los 3 ó 4 años, cuando la instalación está amortizada, la energía sería gratis. La independencia energética para los pueblos está al alcance de la mano, puesto que las instalaciones son asequibles y ni viviendas, ni negocios necesitan hacer obras.

–Entonces el vecino o las empresas locales simplemente tienen que agregarse al contrato, pero en la práctica ¿cómo accederían a este servicio?

–El usuario agrega a través de Efiduero Energy su contrato de suministro a la instalación y automáticamente deja de pagar peajes y costes. Cuando la amortización se produzca, el Ayuntamiento tiene que decidir si la energía la da gratis o no; la AECT ha hecho el proyecto para que ese coste sea residual. Así están las cien instalaciones de la primera fase, en la segunda fase tendremos otras cien.

Hicimos tres instalaciones para testar el modelo y se demuestra que es una apuesta segura

–En Manzanal de Arriba la producción ya está en marcha, ¿cumple las expectativas?

–Sí, Manzanal de Arriba está ya vertiendo a la red. Hicimos tres instalaciones para testar el modelo porque ahora es seguro, pero en su momento era una apuesta arriesgada. Al principio era decirle a los ayuntamientos que tenían que creer en lo que no veían. Ahora, además según están los precios de la electricidad, los ayuntamientos llaman a nuestra puerta, pero antes no era fácil. Hay que tener en cuenta que mientras estamos hablando, la electricidad vale más de 250 euros el megavatio hora. Más de 25 céntimos el kilovatio es insostenible. Lo que pasa es que con la electricidad nos hablan de magnitudes tan pequeñas que no nos parece dinero. Sin embargo a 256 euros el megavatio no es sostenible ni para la economías de un municipio ni para las empresas. Por eso pensamos que este tipo de proyectos convierten a los pueblos en más atractivos para invertir.

–Hablamos de territorios periféricos, con escasas oportunidades ¿Cuál puede ser el impacto de un modelo energético con semejantes ventajas?

–Supone ser mucho más atractivo porque las empresas pueden tener una diferencia competitiva. Si a los negocios les podemos dar esa diferenciación con un ahorro del suministro eléctrico, la cuenta de gastos va a ser significativamente inferior. Pensemos en una carnicería con cámaras frigoríficas y de congelación funcionando todo el día; este proyecto en las ciudades es imposible porque no hay sitio para la instalación, en cambio en los pueblos sí, sin necesidad de llenar el campo de placas y molinos, sino de una manera sostenible y además compartido. Es además un modelo de economía circular porque los ayuntamientos invierten en la instalación, comercializan el producto que producen (la electricidad) y revierte en los vecinos. Producir y consumir en el mismo sitio, y además generar riqueza.

–Cerrar el circulo de la producción es un anhelo no conseguido en muchos sectores.

–Este proyecto demuestra que es posible, de manera que podamos depender de nosotros mismos con las grandes ventajas. A una empresa, a parte de ser competitiva porque se elimina una partida de costes muy importante, se le da seguridad porque no tiene que estar al albur de los precios. La energía hoy se está pagando diez veces más que en diciembre de 2020, eso para las previsiones de un negocio es una diferencia enorme. Este proyecto da tranquilidad frente a las grandes tensiones internacionales que generan subidas exageradas.

Es una oportunidad para la gente del medio rural, que por una vez ve las cosas a su favor

–¿Hay empresas interesadas localizarse en esos territorios por este atractivo?

–Estamos empezando, de momento sí que hay muchas empresas interesadas en el modelo.

–Muchos polígonos industriales de la provincia están vacíos, sin actividad ¿este proyecto pueden ser una oportunidad para que despeguen?

–Sin ninguna duda es una oportunidad porque hay empresas donde la electricidad supone más del 40% de su producción y es un ahorro importante que repercute directamente en su cuenta de resultados. Si aspiramos a que venga gente, primero tienen que quedarse los que están y para ello hay que ofrecer incentivos de este tipo.

–¿Cómo reciben las grandes empresas eléctricas esta “chinita en el zapato”?

–Mirando de reojo y dificultando. Lo que pasa es que si algo tuvo de bueno la normativa es dar facilidades a las instalaciones que no son para ganar dinero, en este caso hasta 15 kilovatios, y lo que persiguen es distribuir la riqueza. En nuestro caso toda la energía que no autoconsumamos la vertemos a la red, no se pierde sin un solo kilovatio producido. Pero es importante que los ayuntamientos tengan la inversión al final rentabilizada. Las grandes distribuidoras tienen su forma de vida en la producción de electricidad. Nosotros, al ser instalaciones de 15 kilovatios destinadas a redistribuir la riqueza, no tenemos necesidad de autorización. El legislador contempló ya que las Eléctricas no estarían a favor de este modelo y que iban a dificultarlo, entonces dio automatismo a todo aquello que no era hacer la competencia realmente ganando dinero sino distribuyendo esa riqueza. Esas empresas deben saber que los pueblos tienen derecho a gestionar los recursos del territorio. Es decir, deberían haber tenido mucho más retorno de todo aquello que se han llevado. Ocurre que ahora quizás por primera vez estamos en las circunstancias y con herramientas para gestionar nuestra propia riqueza sin necesidad de que otros vengan a llevársela.

Los pueblos tienen derecho a gestionar los recursos del territorio

–¿Puede ser un granito de arena para revertir la tendencia actual e impulsar el desarrollo?

–Sobre todo aporta un granito de ilusión, somos muy pequeños pero la ilusión que puede generar este proyecto crea diferencia a favor. No estamos acostumbrados a que la gente vea que en esta ocasión las cosas van a favor nuestro.

–No se lo plantean entonces como una batalla de David contra Goliat.

–Nuestros pueblos están faltos de muchas cosas, también de respeto, y esto nos va a generar ese respeto frente a un Goliat al que no vamos a hacer daño. Si permiten que nuestro modelo de frutos, sin ninguna duda será replicado en otros territorios y será bienvenido para toda la gente del mundo rural que tendrá por una vez una oportunidad diferenciadora. Nadie tenemos la solución mágica contra la despoblación, pero cuando se habla de modelos fiscales que otorguen ventajas al territorio con todas las dificultades que esas medidas tienen, en este caso se consigue una ventaja competitiva sin necesidad de ir a cuestiones gubernamentales que diferencian a unos sobre otros. Con el proyecto de autoconsumo es el mismo territorio el que genera por sí mismo la riqueza que le permite ser más competitivo.