Los ganaderos de bravo de Zamora aún tienen esperanzas de sacar adelante, a partir al menos del mes de septiembre, algún espectáculo taurino. Esta buenanueva les aliviaría de algún modo, "un mínimo" dicen, el batacazo de una temporada desprovista de festejos y espectáculos taurinos a lo largo y ancho de la provincia y de la comunidad.

Esperan que de la reunión celebrada hoy con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y diversos consejeros, puedan darse circunstancias similares a otras comunidades donde se celebran espectáculos taurinos, aunque con todas las medidas y prevenciones. El principal escollo que apuntan "es la exigencia del metro y medio de distancia" entre personas.

Con la pandemia perdieron los actos de mayo, junio y julio, y con el rebrote de casos de COVID-19 habían perdido toda fe de poder destinar alguno de sus animales a festejos taurinos, incluso de naturaleza popular, pero han vuelto a sentir sensaciones positivas y confían en que la reunión de hoy depare una salida al completo parón.

Los ganaderos zamoranos no esconden su desazón por no haber sido tenidos en cuenta, siquiera para recibir sugerencias, por los representantes del sector taurino que hoy tienen previsto reunirse con el presidente de la Junta de Castilla y León para analizar la situación del sector como consecuencia de la crisis sanitaria de la COVID-19.

Varios se han enterado al ser preguntados sobre el particular, otros por "la mujer que lo vio en un chat". Puestos al corriente unos y otros han agilizado los contactos porque es una posibilidad a la que agarrarse.

El encuentro contará con representación de distintos colectivos afectados como son los ganaderos del toro de lidia, empresarios, apoderados y figuras del toreo, entre los que se mencionan el salmantino y representante de la Plataforma "Salamanca es tauromaquia" Julio Hernández, el torero López Chaves, el matador Javier Castaño, el apoderado Julián Guerra, el empresario leonés Julio Norte y el ganadero vallisoletano Antonio Rodríguez "El Taru".

Los titulares de explotaciones de toros de lidia zamoranos están pendientes de ver los resultados. "De incongruencia" califica José Mayoral que en Castilla y León se exija metro y medio de distancia entre unos y otros, además de la mascarilla, cuando en otras comunidades no lo hacen, lo que les permite sacar adelante algunos festejos y, en consecuencia, dar movilidad al sector.

"La temporada está echada a perder del todo. En otros sitios se puede porque los aforos, del 50 o 75%, no contemplan el metro y medio de distancia, y solo la mascarilla. Pero en Castilla y León se añade el metro y medio y es imposible dar toros" expresa Antonio Boyano, de Villalpando. Este ganadero de bravo señala que "había 12 o 14 festejos programados pero, al añadirse el metro y medio, se suspendieron, como la inmensa mayoría de los que estaban gestándose".

Boyano asegura que "tenía este año 40 erales, otros 40 utreros y diez toros que, en este último caso, estaban destinados a Vinaroz (Castellón), que fue aplazando el festejo hasta la suspensión. También tenía los erales y los utreros colocados en novilladas de picas, festivales o novilladas sin picar, y ahora no hay absolutamente nada".

Señala el villalpandino que en Castilla y León "está claro que existe una desventaja con otras comunidades autónomas", y manifiesta que "si no dejan hacer el negocio en igualdad de condicione que, al menos, nos ayuden a pasar el año". Respecto a las ayudas anunciadas por la Junta, de 5.000 euros por ganadería, considera que debería tenerse en cuenta el número de cabezas de la explotación, y mencionada a otras comunidades, como Navarra, que con menor número de ganaderías "tiene el mismo presupuesto".

También repara en el hecho de que haya sido una televisión de Castilla y La Mancha quien haya emitido un acto taurino organizado en Ávila.

Entre los temores del sector ganadero de toros de lidia está que los animales ganan en edad y pasan de ser utreros a verdaderos toros con lo que luego se complica su posible venta para los festejos taurinos populares o tradicionales, que son los corrientes. Las reses cinqueñas o mayores necesitan otros requisitos mucho más estrictos -como dobles vallados- y quedan fuera de los presupuestos municipales y de la naturaleza de encierros, recortes, novilladas y otros espectáculos que son los propios de los programas locales. Luego está la alimentación o el tener que vender animales a un matadero a unos precios muy inferiores.