El "procés" ha removido las tripas de cada uno hasta sacar la mierda por las costuras del odio. De todos. Era de esperar, un movimiento que busca sacar provecho de la desigualdad, la insolidaridad y la injusticia no puede acabar bien. Ya ha conseguido encarcelar el sentido común y aflorar lo peor de cada cual. Los nacionalismos nacen en el intestino de la condición humana y cursan con fiebre por la infección de los derechos humanos. Son la ventana que se cierra con ladrillos y después se disimula enfoscándola con cal.

Aquí, en esta tierra, ni las injusticias de otros hacen achantar las propias. Zamora sigue, erre que erre, olvidada por todos los gobiernos. Ahora anda Castilla y León, Galicia y Asturias impulsando la integración del noroeste español -que hay que decirlo- en el Corredor Atlántico de Mercancías. ¿Zamora? Tampoco aparece en ese mapa. Como no tenemos tren de mercancías, no tenemos derecho a estar esa ruta. Tiene bemoles: primero nos cierran el tren y después nos dicen que no podemos optar a nada porque no tenemos servicio ferroviario.

Castilla y León propone que el nuevo trazado parta de Venta de Baños (Palencia) para dirigirse hacia León y desde esta ciudad a los puertos de Gijón y Avilés. También al de Vigo a través de Orense. Curiosa ruta atlántica que va haciendo eses y, como no, deja en la curva de la nada a Zamora.

Hubo un tiempo de promesas. Entonces llovían campañas electorales: Benavente será uno de los centros principales del Corredor Atlántico. Las palabras se las lleva el viento. Zamora sigue, erre que erre, olvidada por todos los gobiernos.

Por estas tierras, más que "procés" hay proceso, el de Kafka. Aquí nos independizamos hace tiempo de las instituciones. Mejor dicho, ellas de nosotros.