Miguel Prada Río, natural de Samir de los Caños, lleva trabajando ininterrumpidamente, como peón-escucha del puesto de Moveros, treinta años consecutivos, convirtiéndose así en el vigilante con más experiencia en la provincia de Zamora y así lo destaca todo el personal que trabaja en las campañas de incendios, desde técnicos, pasando por agentes medioambientales, vigilantes de otras torretas, conductores de autobombas, hasta cuadrillas de extinción de incendios, pues cuando Miguel da la voz de alarma por la emisora, todos permanecen expectantes y en silencio escuchando sus indicaciones.

Miguel comenzó su andadura como trabajador forestal allá por 1982, trabajando en las cuadrillas de incendios, propias de la Administración Autonómica, y bajo el mando de los Guardas Forestales, cuando tan solo contaba con treinta años de edad y su única protección, y la de los compañeros, contra las llamas eran un buzo naranja, unas botas militares y un casco amarillo.

Quizás el amor propio de aquellos primeros trabajadores en la extinción de incendios y el ver cómo algo suyo, lo que se estaba quemando, hacía que estas personas se enfrentaran a las llamas, casi a pecho descubierto.

Hoy en día mucho han cambiado las cosas y la protección es prioritaria a la hora de apagar un incendio forestal. Sus equipos de protección individual EPI están homologados y han pasado infinidad de controles de seguridad antes de ponerse en circulación en el mercado laboral.

Miguel Prada, tras cinco años apagando incendios con el retén de Vivinera, lo destinaron al puesto de Moveros ("Alto de La Luz"), a los pies de la ermita que lleva su nombre y en plena raya con Portugal, ya que Miguel tenía amplios conocimientos sobre la geografía alistana, así como de la sayaguesa, pues por aquel entonces la región lusa de Tras-os-Montes apenas era vigilada por los escuchas españoles. Pasaron casi diez años, cuando a mediados de los noventa, el gobierno luso decidió colocar en ese mismo punto un vigía portugués, pasando desde entonces a convertirse en un puesto internacional, quizás el único de toda la península ibérica, que alberga en un mismo puesto un escucha español y un vigía portugués.

Desde entonces el puesto de vigilancia de Moveros de Aliste ha adquirido mayor importancia, aun si cabe, pues suponen un enlace importantísimo en las comunicaciones entre el Centro Provincial de Mando de Zamora y la Central del Nordeste Trasmontana, situada en Bragança, por lo que la comunicación entre ambos territorios es más fluida y más rápida, a la hora de determinar el origen de incendios, el avance de los mismos y el reparto de medios. Los vigías portugueses se dejan aconsejar por la experiencia de Miguel Prada y los escuchas españoles se sienten aliviados cuando saben de primera mano que un incendio que se origina próximo a la frontera está siendo apagado por los escasos medios portugueses.

Otro tema a destacar del puesto de Moveros, es que debido a su ubicación estratégica, tiene una panorámica privilegiada y desde allí tiene una amplia visión, no solo de la comarca de Aliste, sino también de gran parte de Tábara, Alba, Tierra de Campos-Pan y Sayago dentro de la provincia de Zamora, así como de Los Arribes de Salamanca hasta Vitigudino, las llanuras de la provincia de Valladolid y prácticamente todo el distrito de Bragança, por lo que convierte a Moveros en el puesto de vigilancia más importante de la provincia de Zamora.

Destaca Miguel que en un día claro se divisa al norte el Teleno, en la provincia de León, al este los Montes Torozos, en la provincia de Valladolid, al sur Gredos en Ávila, y Sierra de Béjar y Peña Francia en Salamanca y al oeste las Sierras de Nogueira y Bornes en Portugal.