La jornada de ayer ha sido especial en el templo de Santa Marta de Tera donde, un año más, se ha producido el fenómeno de la luz que anuncia el equinoccio de otoño. El esperado evento se produce durante unos minutos, con las primeras luces en el día del equinoccio y también unos días antes y después de esa jornada. El fenómeno de la luz equinoccial es un reclamo turístico en este pueblo del Valle del Tera.
Durante unos minutos se puede contemplar cómo los rayos de sol penetran por el óculo del hastial de la cabecera de la iglesia e iluminan directamente la figura del capitel del alma. El capitel representa una imagen desnuda, asexuada y sin brazos, dentro de una mandorla sostenida por dos ángeles laterales.
Este fenómeno fue descubierto en 1996 por quien fuera párroco de esta iglesia románica desde el año 1995 hasta su fallecimiento en 2004, Julián Acedo. En los últimos años ha logrado darse a conocer más allá de las fronteras regionales y son cada vez son más las personas que llegan estos días a Santa Marta de Tera, para ver cómo los rayos del sol llegan al capitel.
En la jornada de ayer unos minutos antes de que ocurriera el fenómeno sobre las diez de la mañana, los visitantes pudieron conocer las curiosidades de este fenómeno. También se leyeron varios poemas, algunos relacionados con el peregrinaje por el Camino de Santiago, de autores como Federico García Lorca o Lope de Vega. También se leyó “Romero soy”, de León Felipe mientras la luz equinoccial hacía presencia en el interior del templo.
En Santa Marta, además de ver la luz sobre el capitel, los visitantes pudieron contemplar la iglesia y el museo, que alberga el renovado Palacio de los Obispos de Astorga. En él hay objetos de lo más variado, relacionados no solo con Santa Marta o el Camino de Santiago, también de arte sacro.
No faltó la visita a la primera imagen que se conserva del apóstol Santiago representado como peregrino y que se encuentra en su fachada meridional a la espera de que desde la Junta de Castilla y León se escuche las peticiones realizadas durante años para que la talla sea rescatada de la intemperie antes de que sea demasiado tarde.
