Los vecinos de Brime de Urz vienen celebrando desde el pasado jueves los festejos en honor al Santísimo con un abanico de actos teniendo como referente a los programados durante la jornada de ayer con la misa solemne y procesión con la Custodia por las calles de la localidad.

Un hijo del pueblo, Gabriel Benavides, se encargó de oficiar la misa y desfilar con la Custodia bajo palio, actuando como maestro de ceremonias el párroco, Miguel Hernández.

La salida de la comitiva del templo, provocó más de una reacción por parte de algunos vecinos ante el brusco cambio de temperatura del interior del edificio religioso a la calle donde los incesantes rayos de sol venían ya haciéndose notar unas horas antes. Algunas mujeres no dudaron en utilizar sus abanicos para cubrirse la cabeza.

Un desfile ordenado, con la cruz de guía abriendo la comitiva, seguida de una agrupación musical llenando de sonidos las calles por donde discurría la procesión. El público precediendo al grupo de mujeres del coro parroquial y la Custodia bajo palio, al final, presidiendo el desfile. Un turiferario se encargaba pasos antes, de aromatizar el cortejo.

Pero fue a pocos metros del templo, sobre el acceso al patio del Ayuntamiento, donde un grupo de vecinas habían preparado con todo detalle un altar para que el oficiante y el numeroso público rindiesen culto al Santísimo. El acusado aroma procedente de la quema del incienso invadió la zona de inmediato. De nuevo, el maestro de ceremonias procuraba la mejor disposición en el desfile, como si de un cuadro escénico se tratase o más bien reflejando la liturgia en la calle.

Un recorrido entre cánticos, sonidos musicales y oraciones y no menos recogidos silencios se completó poco más tarde con la llegada de la comitiva a la iglesia de San Esteban en Brime de Urz. El repique de campanas se hacía más incesante desde la salida a la calle del Santísimo y es que algunos residentes fuera de la localidad no querían deshabituarse con el manejo de las cuerdas sujetando los badajos. La añoranza o «para no perder la costumbre», decía uno de estos vecinos nada más ascender los primeros peldaños de la torre del campanario.

La comisión de festejos programó para la tarde de ayer juegos para los más pequeños y una competición de calva poniendo el colofón de la jornada, la verbena con la orquesta «Atabal».

Brime de Urz clausura esta jornada el programa con una fiesta de la espuma y partido de futbito, así como una actuación de sevillanas a cargo de la escuela benaventana de María José y el broche final lo pone una discoteca móvil.

Paralelamente a la programación festiva, en el salón cultural se abrió una muestra expositiva de trabajos con el tema bíblico a cargo del vecino Santiago. Gabriel Benavides hacía lo propio con una colección de sus obras realizadas con plumilla y Félix Rodríguez Montenegro con una muestra de esculturas realizadas con poliuretano y poliestireno, en las que la temática variada dejaba entrever una aportación novedosa como si se tratara de un cuerpo en el que predomina el vacío sin anular la plenitud de la corporeidad.