Durante el estado de alarma y el largo confinamiento que se vivió desde mediados de marzo, voluntarios, colectivos y empresas textiles de la provincia de Zamora se pusieron manos a la obra y se lanzaron a la confección y fabricación de mascarillas tanto de uso doméstico como para profesionales y también de máscaras protectoras anti salpicaduras elaboradas con impresoras 3D, ante el desabastecimiento de este tipo de materiales.

Uno de estos grupos fue el formado por medio centenar de voluntarios de la parroquia de San Lázaro de la capital, que fabricaron mascarillas de uso doméstico que entregaron a la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora.

Los voluntarios recibían el material en sus domicilios y se encargaban de su confección. Miembros de Protección Civil eran los encargados en pleno estado de alarma de realizar el reparto del material y de entregar el producto final.

Empresas del textil zamorano trabajaron sin descanso para fabricar material de protección sanitaria que ofrecer a los sanitarios de los hospitales y personal de las residencias de mayores.

Entre estas firmas zamoranas estaba la empresa de moda que creó en su día Ángel Iglesias, una firma que se vio en una situación complicada con el estallido de la crisis sanitaria en marzo y que optó por fabricar mascarillas, batas y otras prendas de protección como alternativa.

Este tipo de iniciativas surgieron por diferentes puntos de la provincia con vecinos, voluntarios, asociaciones y empresas.

También se fabricaron máscaras protectoras anti salpicaduras con impresoras 3D, que se destinaron al personal sanitario y a otros colectivos que estaban en la primera fila de la lucha contra el virus.

El proyecto “Red Rural Solidaria de Mascarilla” ha sido reconocido por Afammer por la realización de cubrebocas para su distribución en residencias, colegios y pequeños pueblos.