El año 2020 ha estado marcado por la crisis de la Covid-19, que ha cambiado nuestro forma de vivir, tanto en la escala profesional como en la personal. A pesar de esto, desde cooperativas como Cobadu hemos seguido suministrando productos y servicios a nuestros socios, y asegurando sus comercializaciones, tanto agrícolas como ganaderas, para que a la sociedad no le falte nunca el alimento. Estos hombres y mujeres del campo han cobrado el protagonismo que siempre les había correspondido, y junto a todo el personal de la cooperativa, han mostrado una entereza encomiable convirtiéndose en un orgullo para todos. Aunque los precios no han acompañado, hemos tenido un gran año agrícola gracias a la buena primavera y una abundante cosecha de verano. Para los ganaderos, el cierre del canal HORECA y la limitación del turismo ha provocado una bajada de los precios en general, y ha perjudicado especialmente a los productores de tostones, lechazos y un descenso de algunas piezas de vacuno, como solomillos o chuletones. 

Para Cobadu en particular, 2020 ha sido un año muy desafortunado por los obstáculos que, a parte de la pandemia, han surgido en nuestro camino. La noche del seis de septiembre será recordada como el día en el que se temió por el futuro de nuestra cooperativa tras el horrible incendio que afectó a seis naves de materias primas en nuestras instalaciones centrales. Afortunadamente, las llamas no afectaron a nuestros procesos productivos y pudimos seguir atendiendo a nuestros socios gracias al esfuerzo del personal de la cooperativa, cuyo trabajo fue imprescindible para su extinción. Juventud y experiencia del equipo de la cooperativa, unido al apoyo de los bomberos y demás miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en una noche para el olvido en la que sólo juntos frenaron el fuego y aseguraron el futuro de la cooperativa. Cuando ya estábamos superando este momento crítico, sentimos, como nunca antes lo habíamos hecho, que la cooperativa significaba mucho para la sociedad. Por si fuera poco, en el mes de noviembre sufrimos un ciberataque a gran escala que anuló toda nuestra actividad, desde producción hasta logística o administración. Un ataque invisible que nos dejó inmóviles y del que conseguimos reponernos gracias una vez más al compromiso del personal, y el asesoramiento de nuestro proveedor informático de confianza. No nos hemos prestado a chantajes ni extorsiones de estos ciberdelincuentes, que nos generaron una situación muy complicada con unas consecuencias directas peores que las provocadas por el incendio.

La confianza que los socios depositan en la cooperativa ha quedado remarcada una vez más, y sin su apoyo habría sido imposible seguir adelante. Aprovecho para mostrar mi gratitud, una vez más, por la solidaridad que nos han demostrado miles de personas en los momentos más duros de este 2020. A los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, instituciones, medios de comunicación, cooperativas, sindicatos, entidades bancarias y otros tantos que nos han hecho más fuertes. Quiero también mandar mis más sinceras condolencias, en nombre de la cooperativa y su Consejo Rector, a todas las personas que han perdido a alguno de sus seres queridos durante esta crisis sanitaria. Y mi apoyo a los que luchan cada día para superar este difícil momento que, de una manera u otra, todos atravesamos. A pesar del complicado año 2020, vemos el futuro con optimismo, y seguimos adelante con más ilusión y continuamos con las inversiones previstas, esperando reconstruir cuanto antes las naves afectadas por el incendio, y seguir avanzando en la nueva área comercial. Olvidaremos el incendio y el ciberataque, que nos han hecho darnos cuenta de que somos capaces, en los momentos más duros, de seguir atendiendo a nuestros socios y clientes como si nada hubiera pasado. Espero que la deseada vacuna surta efecto, así podremos dejar atrás la terrible pandemia y olvidar todo el daño que nos ha causado. Todos soñamos con retomar nuestras relaciones sociales tanto en el ámbito personal como en el profesional.