La noticia de la muerte de Antolín Martín llegó a Zamora a mediodía de ayer. Falleció a los 69 años en Salamanca, donde recibía tratamiento para la enfermedad que padecía. El funeral del exregidor municipal de Zamora entre 1987 y 1991 y expresidente de la Diputación Provincial del PP entre los años 1991 y 1997, Antolín Martín, tendrá lugar en la más absoluta intimidad en el tanatorio del Hospital Santísima Trinidad de Salamanca, a primeras horas de la mañana. Hacia el mediodía, está prevista la incineración del cuerpo del que fuera el alcalde más polémico e indomable del PP regional e incluso nacional.

La familia ha querido vivir en la más absoluta intimidad. La casualidad quiso que el fallecimiento coincidiera con la celebración del último pleno de la Corporación presidida por Rosa Valdeón y los concejales dedicaron un minuto de silencio al que fuera alcalde de la ciudad 25 años atrás. La regidora mostró sus condolencias a la esposa, Marisol Aldea, y sus cinco hijos, a cuya disposición puso el salón de plenos para instalar la capilla ardiente, ofrecimiento que rechazaron. El velatorio quedó instalado en el tanatorio del hospital donde se produjo el óbito.

La Diputación Provincial emitió un comunicado en el que mostraba "su pesar por el fallecimiento de quien fuera presidente de la institución" para dar el pésame a familiares y allegados.

Quienes le conocieron echarán de menos "a un buen hombre, una gran persona, honesta y trabajadora", apuntan amigos íntimos. Un político que estuvo "siempre del lado de los ciudadanos, sin apego al sillón y que solo luchó por su ciudad". Su fallo fue, apuntan, que "se rodeó de gente inadecuada".

El fallecimiento ha consternado no solo a sus amigos, sino a la ciudad para la que consiguió transformar en un campus universitario el Cuartel Viriato. Famosa es su foto duchándose en el patio del acuartelamiento, que dio la vuelta al mundo, un humilde alcalde de una pequeña ciudad que logró doblegar al Gobierno de Felipe González. Tal día como hoy, acordó iniciar las negociaciones con el ministro Narcís Serra, un 11 de junio de 1990, tras dar el visto bueno en un pleno a la acción popular para recuperar el cuartel. La capital recordó ayer a un político que no acató la disciplina del partido, priorizando lo que él consideraba los intereses de la capital hasta tal extremo que fue expulsado del PP y sometido a una moción de censura por su propio grupo de diputados, tras denunciar el "caso Zamora".

Antolín Martín se va como vivió, con absoluta discreción, apartado de la política, por la que se sintió duramente golpeado, maltratado e incomprendido. Los duros episodios vividos por seguir sus propios principios y no doblegarse a las directrices del partido, pueden explicar ese aislamiento en el que, tanto él como su familia, terminaron. Con la misma reserva y entereza sobrellevó una enfermedad que le fue diagnosticada hace un año y que le obligó a trasladar su residencia a Salamanca en los últimos meses para seguir el tratamiento. Introvertido y poco dado a la exposición social, fue subdirector del Servicio de Notificaciones e Impugnaciones en la Tesorería de la Seguridad Social, puesto de trabajo al que regresó tras concluir su etapa política y del que se había jubilado.