El Juzgado de lo Penal de Zamora ha condenado a ocho meses de prisión y dos años de inhabilitación para ejercer cualquier profesión relacionada con animales al octogenario juzgado por matar con un arma de fuego a varios perros y enterrarlos en una finca particular. C. N. F., que se sentó en el banquillo el pasado 17 de mayo, también fue condenado a pagar las cosas procesales generadas por el procedimiento y a indemnizar en 650 euros a la Consejería de Fomento de la Junta y 454,85 euros a Defensa Animal Zamora, por los gastos generados por cuidar a los animales mientras la finca del acusado estuvo precintada.

El Ministerio Fiscal pedía en su escrito de acusación 9 meses de prisión y 3 años de inhabilitación mientras que la acusación particular, ejercida por Defensa Animal Zamora, solicitaba 3 años y 4 meses de cárcel y 10 años de inhabilitación para la cría de animales y el porte de armas.

En su declaración ante la jueza, el octogenario reconoció que sacrificaba a los perros a tiros "porque siempre se hizo así". No obstante desmintió que acabara con ellos cuando no le valían para la caza, sino que lo hacía solo si estaban enfermos y porque de esta manera "sufrían menos". La jueza ha estimado que si lo que buscaba era ahorrarles el sufrimiento debería haber acudido a los servicios veterinarios para que le administraran una inyección o cualquier otro método que les evitara pasar el dolor, según explicó Defensa Animal Zamora en un comunicado. La asociación afirma que "no existe ninguna prueba que acredite que los animales estuvieran enfermos ni que se les hubiera practicado ningún tipo de tratamiento veterinario con anterioridad a su muerte".

Denuncia particular

Los hecho ocurrieron a principios de 2014 cuando un particular y extrabajador del acusado denunció ante la asociación Defensa Animal Zamora las prácticas que este hombre llevaba a cabo en una finca de su propiedad situada en la carretera de Villalpando. Los hechos fueron puestos en conocimiento del juzgado que decretó el precinto de la finca, en la que el hombre además de más de una decena de perros también tenía 25 burros, gallinas, codornices, perdices y hurones.

Una vez que la finca estuvo precintada se llevó a cabo la exhumación de al menos siete animales, cinco de los cuales presentaban orificios de bala en la cabeza. Según relató el extrabajador del condenado y denunciante de estos hechos, durante la vista oral celebrada en el Juzgado de lo Penal, "los perros que no vendía los mataba".