El pasado domingo, menos de veinticuatro horas antes de que Raúl Álvarez confesara haber matado a Adolfina Puello y su hija Argelys, la familia de las fallecidas residente en República Dominicana recibió una llamada. Descolgó el teléfono la madre de Adolfina. Al otro lado de la línea estaba el presunto homicida. "¿Sabes algo de tu hija y tu nieta?", preguntó el de la finca en San Vicente de la Cabeza. "Raúl, contésteme, ¿usted va a permitir que yo me muera sin volver a ver a mi hija?", respondió ella. "Sí, nos vamos a morir todos sin volver a verla", espetó el detenido. Es la historia que narra José, el hermano mayor de Adolfina que vive en República Dominicana junto a su madre.

La familia de Argelys y Adolfina se encuentra a la espera de noticias. LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA ha podido contactar con ellos en su residencia en República Dominicana, un lugar donde apenas llega información. "Sabemos que aparecieron los cuerpos en Zamora, pero nadie nos ha contado nada más desde entonces", explica José. "Lo único que queremos es enterrar a mi hermana y mi sobrina, darles cristiana sepultura aquí, en nuestra tierra. Y ni eso nos dicen", expresa con gesto de indignación.

Aunque el forense aún no ha confirmado que los cuerpos encontrados sean los de madre e hija, su familia ya lo asume como tal. "Él las mató. Fue Raúl quien lo hizo y no solo ha matado a mi hermana y a mi sobrina, sino que mató a seis personas", afirma el hermano de la desaparecida. "Nosotros prácticamente dependíamos de ella. Yo llevo más de un año en el paro; mi madre tiene cáncer y los medicamentos son carísimos, los comprábamos con su ayuda. Estamos totalmente destruidos", indica el familiar.

Sobre el autor confeso de los hechos, su familia en República Dominicana confirma la mala prensa que se le ha adjudicado. "No teníamos mucho conocimiento sobre él, porque durante su relación con mi hermana nunca vino", explica. "Yo me enteré de que él era violento. Cuando ella venía de visita, la llamaba con insistencia, tenía que informarle todo el rato de lo que hacía", detalla. "Le preguntaba dónde estaba, con quién y tenía que pasarle el teléfono a la persona que estuviera al lado porque no se fiaba. Era muy agresivo", asegura José.

La familia de las desaparecidas residente en República Dominicana se encuentra, actualmente, en un velatorio sin cuerpos. "Queremos tenerlas aquí y que puedan descansar en su país", detalla el hermano. Sin embargo, las autoridades aún no han informado sobre el momento de la repatriación. Ahora, la duda que sobrevuela sobre sus cabezas es el por qué. "Yo quisiera verle a él y preguntarle por qué hizo esto. Sé que no tendría respuesta. No es porque sea mi hermana, pero ella no tenía la capacidad para poder ofender a nadie", se lamenta José.