«Entre ocho y diez guardias civiles, vestidos de paisano, pero con los chalecos distintivos» del Seprona recorrieron los puestos de carnes del Mercado de Abastos, tras irrumpir en el tradicional centro comercial bajo el mando de la jefa del Servicio, para comprobar la legalidad de las partidas de las canales y piezas de caza que se estaban comercializando en ese momento y las almacenadas en las cámaras frigoríficas.

La acción policial se inició entre las 10.30 y las 11.00 horas, apuntan comerciantes allí asentados, molestos con la «poca discreción» con la que se desarrolló el trabajo de los agentes de la Guardia Civil, que no repararon en la hora, «cuando había bastante público en el Mercado», al ser víspera de festivo y puente para muchos ciudadanos. El despliegue policial se llevó a cabo en las horas en las que se concentra un mayor número de clientes, ya que abandonaron el recinto pasadas las 13.30 horas, según las declaraciones de empresarios, comprensivos con la función que deben desempeñar los agentes, pero «molestos» porque «mientras los usuarios estaban comprando, ellos registraban y pedían documentación» a los titulares de los puestos. Los industriales calificaban como «un mazazo, muy negativa» la noticia sobre la investigación de venta ilegal de carne en un puesto del Mercado, puesto que «se tiende a generalizar, se corre el riesgo de que el público piense que todos actuamos de forma ilegal y al final todo esto provoque pérdidas, un descenso de ventas». Especialmente en unas fechas tan próximas a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, cuando este comercio, abanderado de calidad, experimenta un importante incremento en la demanda de sus productos, «garantizados y con todos los controles sanitarios en regla», abundaba otro de los empresarios asentados en este recinto.

«Deja muy claro que la carne que vendemos procede de los mataderos de Castilla y León, con su guía sanitaria, que todos los productos son frescos y tienen un riguroso control de procedencia». La preocupación es patente entre estos profesionales, convencidos de que esta denuncia «puede suponer un descrédito para nosotros, los ciudadanos se preguntarán «¿qué tipo de productos venden estos industriales?», ¿qué imagen vamos a dar? Nos va a hacer daño y mucho, más en víspera de Navidad». El resultado de la investigación fue el precinto de un puesto de pollería, en el que se venden corderos, liebres y conejos de campo, y cuyo titular responde a las iniciales de M.C.