Los representantes políticos de ambos lados de La Raya incidieron en la repercusión positiva que tendrá la apertura de las vías de alta capacidad entre Zamora y Braganza, con la finalización de la autovía trasmontana y la ejecución, en suelo español, del tramo que resta de la A-11 sobre la actual Nacional 122 por Alcañices. Los beneficios serán de orden «económico, de empleo o sociales», insistieron, para concretar que «ayudarán a incrementar la competitividad de las empresas, a la creación de nuevos negocios y a la generación de puestos de trabajo», apuntó Fernando Martínez Maíllo.

Por su parte, el representante de Braganza, Antonio Jorge Nunes, abrió la puerta a una nueva realidad, sólo posible con vías de este tipo. La creación de líneas de transporte público pueden ser un aliciente para la inversión privada. «Esta autopista va a acortar las distancias y va a posibilitar que haya transporte público entre ellas mediante la iniciativa privada, algo muy relevante a nivel social y económico», especificó el alcalde luso. Sobre los beneficios de las futuras comunicaciones, Nunes explicó que «Braganza gana con Zamora lo mismo que Zamora con Braganza», un juego de palabras preciso para explicar que «ambas localidades tienen una cultura y un pasado común», que podrá estar más cerca una vez que las comunicaciones se pongan en marcha. Si a la realidad de Braganza sucede la ejecución de la autovía española, ambas localidades quedarán a poco más de media hora de distancia.