El temporal acontecido durante los últimos días, caracterizado por las abundantes y fuertes precipitaciones y temperaturas bajas incide en la contención de la brotación en la amplia mayoría de viñedos de la DO Toro. Dentro de las variedades de uva de esta Denominación de Origen, los brotes comienzan a parecer durante la segunda quincena de abril, siendo la Tinta de Toro la que más rápido lo alcanza mientras que la garnacha es la que necesita un mayor tiempo para alcanzar dicho estado.

La climatología actual es beneficiosa para las viñas, dado que uno de los riesgos que tiene el ciclo de crecimiento de la planta en esta DO reside en las posibles heladas que pueden producirse hasta aproximadamente el 10 de mayo, según coinciden los viticultores de la zona. Un fenómeno atmosférico que, de darse en abundancia en dichas fechas, sería perjudicial para el desarrollo de la vid derivando en una posible pérdida importante de parte de la cosecha.

Por otra parte, los expertos señalan que la lluvia caída en las últimas fechas permitirá que las viñas posean una mayor cantidad de reservas de agua durante los meses de verano, un periodo que es uno de los momentos más difíciles del ciclo de crecimiento de la planta debido a la evapotranspiración causada las altas temperaturas, especialmente en julio y agosto.

En relación al desarrollo de la planta, en estos momentos la gran mayoría de cepas de los viñedos de la Denominación de Origen Toro no han comenzado aún el proceso de brotación, y actualmente se encuentran entre un estado B1 y B2, o de yema algodonosa, en el que esta se hincha, las escamas se separan y dicha protección parduzca se hace visible. Sin embargo, un número reducido de viñas todavía se encuentra en estado A, o de yema de invierno, la que aún está recubierta por las dos escamas protectoras.

Por otra parte, diversos viñedos, más viejos o cuyo terreno contiene bastante piedra, se encuentran ya en un estado C o de punta verde, en el que la yema está alargada e hinchada, que se caracteriza por ser el momento en que la punta del joven brote atraviesa la borra y se hace visible.

Este desarrollo se refleja en los datos del estado fenológico de la planta, que el Consejo Regulador comprueba de forma periódica y que mide la relación existente entre los factores climáticos y los ciclos de crecimiento. En este sentido, desde este organismo explican que lo ideal sería que la brotación, que suele producirse cuando las viñas cuentan con una temperatura de más de 10 grados, se diese a finales de este mes de abril. De esta forma, si este estado se alcanzase en dichas fechas la incidencia en los viñedos de las posibles heladas sería menor, permitiendo que el ciclo de desarrollo de la planta se produzca de forma correcta.