Más allá de la Semana Santa de Zamora y la de Toro, por descontado las más populares de la provincia, e incluso más allá del Santo Entierro de Bercianos de Aliste que ha merecido la declaración de Bien de Interés Cultural, una buena cantidad de pueblos zamoranos conservan tradiciones relacionadas con la pasión, muerte y resurrección de Cristo tan originales y valiosas como desconocidas en muchos casos, que se pretenden impulsar como reclamo turístico para dar a conocer la Zamora rural junto a marcas que comienzan a funcionar como la Reserva de la Biosfera "Meseta Ibérica".

Villarrín ya busca la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional para la Carrera, en la que los penitentes acompañan a su Nazareno en riguroso silencio, vestidos únicamente con una mortaja blanca y con los brazos cruzados. Unas horas antes de esa procesión del Jueves Santo, a pocos kilómetros de allí en la localidad de Malva tienen la costumbre de vocear los Romances a la Pasión de Lope de Vega, y sin salir de la comarca, Manganeses de la Lampreana destaca por cargar de rodillas las imágenes religiosas en el interior de la iglesia, o por su sobrecogedor canto del Stabat Mater.

Pero para cantos particulares el "Pendebás" de Tábara que rasga la noche del Viernes Santo imitando a las turbas que acompañaban a Jesús al Calvario, el verso "Dumpen debat fillus" del Stabat Mater se transforma en el grito "Pendebás". En la misma Sierra de la Culebra, en Villardeciervos tienen la tradición de "lanzar" a los niños pequeños de lado a lado de la urna del Yacente cuando finaliza la procesión del Santo Entierro, mientras en el resto de La Carballeda existe la costumbre de plantar garbanzos en Jueves Santo, y un poco más al este, en Los Valles, se suelen encender hogueras. De esta zona es famoso el Rosario de la Buena Muerte de Coomonte, un pueblo en torno a su imagen recitando una oración dolorosa con impactante fervor.

Capítulo aparte merece Fuentesaúco, con cinco cofradías que guardan todo un conjunto de tradiciones únicas de esta localidad, desde la particular indumentaria llena de simbología a los singulares Via Crucis de la Hermandad de Jesús Nazareno, en los que los penitentes portan unas pesadas cruces que requieren la asistencia de un cireneo. Fuentelapeña o Almeida de Sayago son otras las de las localidades de la provincia con Pasiones de nombre propio.

Sin embargo, expertos alertan de dos grandes amenazas que podrían llevar a la desaparición en el medio plazo de buena parte de las procesiones y ritos de la Semana Santa rural, por un lado la despoblación y por otro la imitación de modelos foráneos. Los pueblos de Zamora decrecen a un ritmo alarmante, "la gente que permanece es vieja, los emigrantes de primera generación vuelven en Semana Santa solo si pueden y los que han nacido fuera no participan porque ya no la sienten como propia" argumenta el historiador Florián Ferrero, ex director del Archivo Histórico de Zamora que ha recorrido a lo largo de los años más de 200 Semana Santas de la provincia. Por otro lado, la tendencia en muchos lugares a imitar lo de fuera, principalmente lo que se hace en Zamora, hasta perder la esencia de las tradiciones propias. "Cada vez son más las hermandades rurales que adoptan una túnica y lo hacen fijándose en el color que lleva la procesión que sale ese día de la semana en Zamora", por el mismo motivo se adoptan mesas e imágenes que no concuerdan con el resto de la estética local, "sucede hasta en Villalpando, que tenía una Semana Santa preciosa", observa el historiador, que señala ejemplos más extremos ocurridos en otros pueblos como sustituir cánticos propios de la tradición local por una grabación de la marcha de Thalberg.

Ferrero ve una hipotética desaparición de la Semana Santa o de parte de ella en el futuro como "un proceso lógico de una sociedad cada vez menos religiosa, pero quedarán para la Historia" y recuerda que en el siglo XIX "las procesiones desaparecieron casi por completo de toda España, y sin embargo en el siglo XX resurgieron". Queda por comprobar si una exposición al turismo de las Semana Santas rurales serviría para ayudar a mantenerlas o por el contrario desvirtuaría sus esencias.