No entiendo por qué al Real Automóvil Club de España le gusta tanto meterse en camisas de once varas. Lo que tiene que hacer el RACE es preocuparse de que no haya tantos accidentes, de que se supriman los puntos negros en las carreteras, de la seguridad de los conductores y todo aquello, como su propio nombre indica, relacionado con los automóviles. Pero no. El Race quiere más. El Race quiere equiparar a los automóviles de todas las cilindradas, con las humildes, individualesy sencillas bicicletas que son para el verano y poco más porque hace un frío que pela para intentar ir por la vía pública, no por la acera, a 'lomos' de estos vehículos a los que los expertos atribuyen tantas bondades.

El Race ha preparado un revuelo considerable al salirse de sus competencias y proponer que se haga extensivo el carné por puntos a los ciclistas, además de obligarles a suscribir un seguro y llevar matricula. ¿Y qué más? Los niños que han pedido a los Reyes Magos una bici, ¿también tendrán que sacarse el carné, suscribir un seguro y llevar matricula? ¡Venga ya! Son ganas de liarla y complicar las cosas a los propietarios de bicicletas y a la Dirección General de Tráfico que no tiene nada mejor que hacer. Como si las bicicletas constituyeran un peligro y también los ciclistas y por lo tanto hubieran de ser controlados.

Al parecer, el club ha incluido esta propuesta dentro de su plan para frenar el aumento de muertes en las carreteras españolas. Hasta donde yo sé, ni un solo ciclista es el causante directo o indirecto de los 1.160 muertos anuales que registran las carreteras. No me extraña un pimiento que la idea no sólo haya suscitado el rechazo de todos los colectivos probici, incluido el que en Zamora preside mi buen amigo Fernando Mesonero, sino también el rechazo de los más reconocidos expertos en seguridad vial. Si es que esta propuesta es de locos.

No seré yo quien no reconozca que, a lo mejor, el auge de los vehículos de dos ruedas está creando problemas de convivencia con los coches y con los peatones. Pero eso se puede solventar fácilmente con otros instrumentos, entre ellos el Reglamento de Circulación que la DGT lleva cinco años de retraso en aprobar. Estimo, como ciclista de verano que soy, que es a nosotros a los que hay que proteger de los coches que son los realmente peligrosos. Aunque entiendo el cabreo de los peatones, yo lo soy de invierno, cuando por la acera tienen que ceder el paso a una bici, so pena de acabar en encontronazo, en colisión no deseada. Al que incumpla las normas, que lo multen directamente, pero de ahí a poner en marcha un sistema tan complejo de gestionar como el carné por puntos, media un abismo. Y no estamos para experimentos, estando como estamos todos experimentados de tantos ensayos y tantas gaitas.