Las filmotecas del mundo están llenas de películas que narran los más increíbles logros deportivos. Hazañas inimaginables de poder llevarse a cabo con deportistas de leyenda, a veces reales y a veces ficticias, que encaran valores tan nobles como el esfuerzo, el espíritu de superación o la constancia. Relatos cuyo guión nada tiene que envidiar al camino seguido por el MMT Seguros en los últimos años, partiendo de cero hacia la gloria que alcanzó hace apenas una semana al dar el salto a la Liga Asobal. Una historia con un reparto único y mucho trabajo a sus espaldas que bien merecería una saga de cintas y arrasar en lo noche de los Óscar.

Muy atrás queda ya aquel 2001 en el que unos ilusionados jóvenes zamoranos se proponían refundar el club de balonmano de su ciudad con la intención de competir representando a su tierra en competición oficial. Un grupo de amantes por el deporte que, en sus primeros pasos, no se fijaba más meta que ganar algún partido y que comenzó siendo el colista de la menor de las ligas.

Era el punto de partida de un grupo que, sin embargo, no tiró la toalla y fue año a año creciendo gracias a la incorporación de jugadores incapaces tan siquiera de soñar lo acontecido hace unos días. Como en «Hoosiers», el pasado hacía desconfiar de poder dar el salto a nivel nacional. Jortos, Peli u Octavio, claves en el MMT Seguros, eran promesas que se unían al proyecto que iniciaron hombres como Iñaki, Carletes o Arcel.

Un grupo que ya estaba perfectamente compensado, con una gran línea de ataque y una defensa a la que había regresado tras su éxodo en Galicia el pivote Fernando, un muro capaz de frenar al mismísmo «Toro Salvaje». Pero a pesar de todos los esfuerzos y de la mejora en el rendimiento deportivo, aún faltaba un componente para seguir avanzando hacia la gloria.

Fue años después, en 2007, cuando se sumó al proyecto una de las figuras clave para su despegue: Eduardo García Valiente. El técnico, con tan poco bagaje en los banquillos como José García en «Un gran equipo», tomaría las riendas de un grupo que bajo su tutela creció enteros sobre la pista. Su llegada, sumada a la Óscar del Barrio y José Fernández, fue similar a la que exponía el infantil filme «Somos los mejores». El título regional puso al cuadro de Viriato en el mapa nacional pero la alegría no pudo ser completa porque Keymare Almería B aguó la fiesta que pudo ser el primer gran lleno del Manuel Camba en la única fase de ascenso que los zamoranos disputaron como anfitriones.

El club, refundado en 2001, terminó como colista de su liga en su primera temporada, en la que jugó en el Ángel Nieto a donde volverá como equipo de Liga Asobal

El varapalo de perder el ascenso en casa no influyó en las aspiraciones del BM Zamora. De hecho, la cantera comenzaba a crecer y se obtuvo una valiosa lección: el éxito residía en el combate decisivo. Así que, al año siguiente, García Valiente pasó el año preparando a sus chicos para la Fase de Ascenso, a la que sus hombres se clasificaron con apuros tras un empate vital en Santa Bárbara y sin uno de sus hombres clave, Bolly. Pero como en muchas de las cintas deportivas, las derrotas curtieron a los «Guerreros de Viriato», que conquistaron Coia dando lugar al primero de sus grandes hitos: El salto a Primera Nacional con la parada del recuperado Bolly, el gol de Raúl Martín y el robo de balón de Jortos para el recuerdo.

La Primera Nacional, lejos de ser el final de la hazaña, se convirtió en el verdadero nudo de la historia escrita por el MMT Seguros. En plena progresión y con la ilusión de «Rudy», los zamoranos debían demostrar que podían dar la talla a nivel nacional. Un objetivo que alcanzaron con una temporada magistral pese a algún fichaje fallido y al periodo de adaptación que sufrió durante el primer tramo del torneo. De hecho, su cuarta plaza auguraba un brillante porvenir, similar al de Hilary Swank en «Million Dólar Baby». Sin embargo, al año siguiente la RFEBM cambió de escenario al BM Zamora situándole en un «grupo gallego» que le obligaría a ir más allá.

El inesperado giro coincidió con la peor campaña zamorana. Con Jortos y Octavio lesionados, los artilleros Litus y Óscar Álvarez se pusieron al servicio de Peli para, a base de goles, alargar el intento del cuadro de Viriato por alcanzar la gloria. Su esfuerzo, junto con la irrupción de varios canteranos y la confirmación de Guille y Sandín como jugadores, mantenían posible un final feliz en este momento de tensión.

Como en «Tin Cup», el balonmano zamorano gozaría de una segunda oportunidad para ir a por un nuevo ascenso. Apostó por una plantilla más amplia, con jóvenes fichajes de los que solo Miguel «Rush» Camino acabaría por quedarse, y mostrando el coraje del que hizo gala Gary Cooper en el «Orgullo de los Yankis» llegó hasta la jornada final con opciones de lograr su objetivo. Pero, como «Rocky», toda la preparación y el esfuerzo terminó sin el premio merecido. Paraxe Construcciones y Porriño dejaron sin la gloria al BM Zamora pese a su titánico esfuerzo y el apoyo de las voces del Camba a lo largo de la temporada. Además, la crisis económica había llegado y el futuro del proyecto, gigante en su base, era incierto. El gran final estaba a punto de comenzar.

Un soplo de aire fresco en forma de patrocinador surgió en ese instante. MMT Seguros vislumbró el gran sueño del BM Zamora y lo tomó como suyo, permitiéndole mantener el grupo y reforzarse con tres jugadores que serían determinantes: Andrés Alonso, tan grande como el protagonista de «Una Tribu en la Cancha»; Esteban Salinas, una prometedora estrella; y Alberto Miranda, para quien jubilarse precipitadamente como James Jeffries no era una opción.

Con energías renovadas y el capítulo económico y social „al que se uniría Arcel„ controlado al más puro estilo «Moneyball», el MMT Seguros se lanzó a por la División de Honor Plata. Una meta a la que se fue acercando jornada a jornada, acumulando victorias y récords como el veloz «Secretariat». Tanto fue así que conquistó su grupo de Primera Nacional y se ganó el derecho a una nueva fase de ascenso. Un campeonato inolvidable que disputaría bien cerca, en Soria.

Con el aliento de su fiel afición en las gradas, los «guerreros de Viriato» completaron un brillante ejercicio de tanta complejidad como el realizado en Vigo cuatro años antes. Los chicos de García Valiente se mostraron implacables, como el mítico equipo de rugby que inspiró «Invictus», superando al Handbol Bordils y logrando en la segunda jornada de la fase de ascenso ampliar su leyenda tras superar a un Servigroup Benidorm construido para no fallar.

Tras cuatro campañas en Primera, el plantel zamorano maduró y con los refuerzos oportunos subió a Plata, donde cuajó una temporada inolvidable

La espectacular actuación zamorana se completó con una nueva victoria ante BM Soria y abría la puerta a la que parecía una nueva etapa en División de Honor Plata. Un ciclo que nunca fue tal porque el MMT Seguros había logrado mucho más que subir categorías: había obtenido una unión mágica entre sus estrellas emergentes y una grada entregada al sacrificio e ilusión que desplegaban sobre el 40x20. Un factor que precipitaría un desenlace «de película».

Con la parada de Alberto Miranda a Borrás reciente en la memoria, el MMT Seguros encaraba el reto de jugar en Plata con el objetivo de la permanencia. Para ello, se contaba con dos nuevas promesas, los chilenos Reyes y Ceballos, que llegaban para ocupar el hueco del bien ponderado Víctor Recio y de Jose. Pero sin duda, el papel más difícil lo afrontó un canterano: Luis Posado. El meta, como Foxx en «Un domingo cualquiera» debía librarse del cartel de canterano para ocupar durante meses el hueco del «héroe de Soria».

Y no fue el único. Junto a él, guardándole las espaldas estuvo Catanas y, para terminar de completar el grupo se unieron al plantel tanto Ándrés Pérez como Dela. Cuatro muchachos dispuestos a entregarse al máximo en cada entrenamiento como los jóvenes de «Carros de fuego». Todos debían de rendír al máximo.

La labor no fue sencilla aunque, con el Camba siempre lleno y aferrándose al imprescindible «pulgada a pulgada» de De Niro, el cuadro de Viriato se adaptó rápidamente a la categoría. De ser undécimo a estar en puestos de fase de ascenso en Navidades con grandes triunfos. Y lo que pudo ser una anécdota invitó al vestuario a creer en poder hacer pequeña la proeza de Clough tras los hechos narrados en «Damned United».

Así, superó el amargo trago de la Copa del Rey y comenzó a enlazar victorias hasta convertirse en el mejor equipo de la segunda vuelta de un campeonato inolvidable. Una liga que el MMT Seguros cerró dependiendo de sí mismo para ascender. Cosa que no desaprovechó cuajando «el partido perfecto» ante Go Fit Sinfín, el peor de sus enemigos al que superó ampliamente para alcanzar su sueño y obrar «El milagro».

La celebración se extendió merecidamente durante días pues el círculo se había cerrado. Aquel club que debutó en el Ángel Nieto siendo último en Segunda División volverá en septiembre como una entidad perteneciente a la élite, a la Liga Asobal. La leyenda estaba completa.

Una gesta que puso fin a trece temporadas de empeño y una progresión meteórica de cinco años con dos ascensos en menos de doce meses. Un hito impensable, una hazaña que cuenta con la épica del más exitoso «Blockbuster» deportivo, digna de más de una estatuílla y de la que se espera una nueva entrega: la de un MMT Seguros capaz de plantar cara a equipos de otro planeta, al estilo de Michael Jordan en «Space Jam».