Fue la nota más negativa de la jornada. Ya avisaban las previsiones meteorológicas que el tiempo iba a acompañar, pero fue excesivo. Los más de 37 grados que azotaron el campo de regatas durante las horas centrales del mediodía provocaron estragos entre los participantes. Si ya es casi agónico ver cómo los piragüistas hacen sus kilómetros reglamentarios, con sus pertinentes porteos, estos se agudizaron con el calor que asfixiaba a los participantes. Se libraron ligeramente los palistas que salieron en las pruebas de las nueve de la mañana y las ocho de la tarde. Pero los senior, sub 23, veteranos y cadetes tuvieron que hacer frente a los kilómetros y a un calor que en algunos momentos se tornó en peligroso.

Fueron varios los participantes que tuvieron que abandonar, con lágrimas en los ojos, del dolor y la impotencia. Uno de los representantes del Pinatar de Murcia tuvo que ser trasladado en silla de ruedas, tras casi desfallecer en un porteo. Las asistencias médicas tuvieron que estar alerta porque fueron varios los palistas que pasaron por allí por bajadas de tensión e insolaciones. Entre ellas, un desmayo de un palista del Náutico que tuvo que ser trasladado al Hospital.

Pero no solo se derramaron lágrimas de dolor. También hubo lágrimas de esfuerzo, de pena y sobre todo de satisfacción, como las que dejó entrever alguna madre de los palistas que subieron al podio del Campeonato de España.

La dureza del circuito hacía que en el porteo, una de las zonas más espectaculares para seguir la prueba y comprobar «in situ» el esfuerzo de los piragüistas, algunos participantes tuvieran los ojos bañados de lágrimas por el esfuerzo casi inhumano que tenían que hacer.

Al margen del calor y de las lágrimas, el Campeonato Nacional se desarrolló según el guión previsto. Regatas llenas de emoción en muchos casos, golpes en los pantalanes al embarcar y desembarcar, carreras en paralelo en los porteos y todo con un gran seguimiento desde la ribera del río Duero.

La organización ha acertado de pleno en la ubicación del circuito. Los zamoranos aficionados al piragüismo tienen a mano la zona de regatas, los clubes que llegan desde todos los puntos de España tienen sitio de sobra para aparcar las furgonetas y carros y los seguidores tienen visibilidad total del circuito, algo que se agradece mucho en estos casos.