Fermoselle hace memoria para recordar a sus hijos repartidos por el mundo, a todos aquellos fermosellanos que maleta en mano y hatillo a la espalda tomaron la carretera para buscarse la vida en tierras más prósperas, como representa la escultura de Ricardo Flecha que se encuentra a la salida de la villa.

Este monumento al emigrante fue donado hace más de 20 años por un fermosellano desplazado a Galicia, quien quería así rendir homenaje a las miles de personas que, como él, dejaron atrás su casa, su familia y su tierra huyendo del hambre. Desde ese día, cada mes de agosto, Fermoselle dedica una jornada de las fiestas de San Agustín a recordar a sus hijos en el exilio: el día del emigrante, que se celebró ayer con una misa campera en torno a la talla de Flecha.

A las siete de la tarde alrededor de 400 fermosellanos se daban cita en la Plaza Mayor para descender en romería hasta el parque donde permanece en pie el monumento al emigrante, a un kilómetro de distancia del casco urbano, junto a la carretera CL-527, por la que se sale de Sayago.

El camino estuvo amenizado por la música de un grupo de tamborileros locales. En la romería participaron peñistas y fermosellanos en general de todas las edades, entre quienes se incluían muchos que viven fuera y por unos días han vuelto a la villa para pasar las vacaciones disfrutando de las fiestas de su pueblo, por lo que la jornada era doblemente emotiva para ellos y para sus familias. Tambien hicieron el camino el alcalde de la localidad, Alejandro Fermoselle, y parte de la corporación municipal.

Una vez en el paraje, los romeros hicieron corro en torno a la escultura para escuchar la misa campera oficiada por el párroco de Fermoselle, Isaac Prieto. Durante la homilía no faltaron las referencias a los fermosellanos que cada verano vuelven a su tierra natal, a los que no han podido volver y a los que ya no lo harán nunca. Todos fueron recordados.

La emigración es un fenómeno que afecta a toda la provincia de Zamora, pero se vive con especial intensidad en Fermoselle. La localidad ha sufrido tal sangría demográfica que aunque llegó a tener más de 8.000 habitantes hace un siglo, hoy son poco más de 1.500 los empadronados en el municipio.

Todos los fieles presentes en la misa tenían parientes en tierras lejanas, en Madrid, en el País Vasco o en Cataluña, e incluso en países separados por un océano.

A lo largo del siglo XX la gente de Fermoselle emigró a destinos como Cuba, Argentina y otros rincones de América Latina, y durante la dictadura franquista también a naciones europeas como Francia, Bélgica o Suiza. La crisis económica está haciendo que este fenómeno se repita en el siglo XXI entre los jóvenes más preparados.

Finalizada la ceremonia volvieron a sonar los tambores y las flautas. Los romeros se animaron a bailar temas típicos de la tierra mientras degustaban un refrigerio ofrecido por el Ayuntamiento a base de limonada y cacahuetes.

Esta tarde los niños podrán mojarse en el encierro infantil, que organiza la peña "Los Bravos" y comenzará a las cinco. Por la noche la Plaza Mayor se llenará de color en un baile de disfraces con discomóvil. Mañana comenzará el programa taurino con el primer encierro, a las 11 de la mañana, y una novillada a las 7 de la tarde.