Numerosos pueblos de la provincia de Zamora celebraron ayer la festividad de San Isidro con los ojos puestos en el cielo pidiendo que traiga las tan necesarias lluvias para poder sacar los cultivos adelante. Una sequía muy prolongada a lo largo de la primavera y unas temperaturas casi de verano están a punto de dejar a muchos agricultores sin cosechas, por lo que la mayor súplica al Santo ha sido "¡Que traiga las nubes con agua!".

Así, "lo importante es que estamos aquí y que queremos seguir estando el próximo año" expresaban al unísono dos de los agricultores de Corrales del Vino, Ángel Mena y Aquilino Fuentes en una jornada, el 15 de mayo que se celebra en la localidad como fiesta oficial y en la que se intentaba pasar de soslayo los acuciantes problemas que se ciernen en torno a la producción agrícola de este año, principalmente debido a la sequía, al hongo que presenta el trigo por causa de las lluvias de marzo, y sin olvidar el incremento de costes con una tarifa eléctrica altísima, por ejemplo.

Y es que la climatología sigue siendo esencial para este tipo de oficio que depende, en gran medida, de ella. El regadío se salva un poco más, "pero aquí en Corrales, al no tener canal y tener que picar para buscar el agua, eleva la potencia y el gasto de luz". Aún así, la fiesta ayer en Corrales comenzaba con la procesión y la misa, a la que le seguía la merienda popular, que tan señera es en esta localidad, en la zona del Plantío y que daba paso a la verbena popular que cerraba el programa festivo en honor a San Isidro.

La vara de mayordomo

El patrón de los agricultores también tuvo su fiesta en Fuentesaúco, donde la imagen fue llevada a hombros desde la Iglesia de Santa María hasta la Ermita de la Antigua a las afueras del pueblo. Allí, el párroco de la villa realizó la tradicional bendición de los campos pidiendo, una vez más, que llueva sobre los campos de la comarca de La Guareña. A continuación se celebró la misa y se ofreció un refresco en la Plaza Mayor.

La localidad de Villamor de los Escuderos celebró a San Isidro siguiendo la tradición con la celebración de una misa en la iglesia parroquial de la localidad, la procesión y la consabida bendición de campos.

Venablo no fue menos en cumplir el ritual con el fin de que el Santo traiga la tan necesaria agua para los cultivos de la zona, así lo pidió el párroco en la bendición de los campos y durante la celebración de la eucaristía Rubén Hernández recibió la vara de mayordomo.