La intensa sequía de los últimos meses ha pasado factura a las Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, donde la reproducción de aves ha descendido este año a un nivel «desastroso», según lamenta el director de este espacio protegido, Mariano Rodríguez. Los resultados de la nidificación de la presente temporada han sido mínimos y se sitúan entre los más bajos de los últimos 25 años.

Aunque la repercusión ha sido diferente en cada especie, entre las más afectadas se encuentra la avutarda, una de las aves más representativas de este entorno. solo una de cada diez hembras ha logrado sacar un polluelo, mientras que las otras nueve no han criado o perdieron la puesta de huevos. El porcentaje de reproducción también se redujo a un 10% en el caso de la cigüeñuela, aunque la avoceta sale peor parada, con un 7%, mientras que la pagaza pico negra, similar a la gaviota, solo ha logrado un porcentaje de cría del 1% respecto al año anterior.

También ha sido uno de los peores años de los que se recuerdan para la reserva de la codorniz. «En abril llegaron cifras similares de codornices a las que habíamos tenido en 2011 pero a principios de junio se fueron todas por falta de agua», explica Rodríguez.

A pesar de los bajos niveles de nidificación y de la sequía, las previsiones para la temporada migratoria de este año no son malas. «Lo normal es que a partir del mes que viene tengamos entre 7.000 y 8.000 aves acuáticas independientemente de que haya mucha o poco agua», asegura el director de la reserva en referencia a la inexistencia de paradas alternativas a este enclave dentro de las rutas migratorias de las aves. Al margen de las esperadas lluvias, las lagunas también se nutren de los pozos y del agua procedente de la depuradora de Villafáfila, «una de las más antiguas de la provincia con un análisis del agua de salida y de entrada muy aceptables con coste muy bajo que produce un encharcamiento del que se benefician las lagunas», detalla Rodríguez.

El descenso de temperatura y la reducción de las horas solares, con una consecuente merma de la evaporación, también hacen prever el mantenimiento de una mínima lámina de agua. En la actualidad, su nivel se limita a tan solo uno centímetros y se concentra en las tres lagunas artificiales y alrededor del centro de interpretación de la reserva, que permiten mantener una pequeña población de aves, pero que «no hacen prever la espectacularidad de una laguna de agua rebosante de vida con cuatro encharcamientos con una lámina de agua de dos centímetros», según vaticina el director de este espacio protegido.