Las aves invernantes han adelantado este año su llegada a la Reserva de las Lagunas de Villafáfila. Como cada invierno, el espacio natural -referente ornitológico donde se concentra el ocho por ciento de la población mundial de avutardas- regala al visitante una espectacular concurrencia de aves acuáticas; de las más importantes de la península. Pues si bien espacios como Doñana registran bastantes más poblaciones de aves, lo hacen de forma mucho más dispersa, a lo largo de 30.000 hectáreas de laguna, mientras que en la Reserva de las Lagunas de Villafáfila están todas concentradas en apenas 300 hectáreas.

La escasez de lluvias inundará este año aproximadamente la mitad de las zonas anegables. De hecho, hay muchas lagunas secas, lo que provoca la concentración de las anátidas invernantes en las que tienen agua, generando un auténtico espectáculo de ruido y color, que es especialmente llamativo en la Laguna Grande. «Hay poca agua, pero está muy distribuida en superficie. Si un año bueno de lluvia tendríamos unas 600 hectáreas inundadas, este año 300; y si la media de profundidad es de 60 centímetros, apenas hay 10», explica Mariano Rodríguez, director de la Reserva, quien no obstante puntualiza que «este año la concentración de aves es muy buena».

Hasta 30.000 ejemplares en este espacio natural en plena Tierra de Campos, abierto a todos los visitantes que quieran disfrutar de un punto estratégico en las rutas migratorias de cientos de especies avícolas que migran desde toda Europa hasta el norte de África.

Estamos, por tanto, ante el momento de mayor esplendor (que se prolonga hasta el mes de febrero), ideal para que los visitantes puedan conocer una de las joyas mediambientales más importantes del mundo. Precisamente, cuando hay tal concentración de aves no es rato el año que aparecen agradables sorpresas por la llegada de especies insospechadas.

Este año la gran novedad ha sido la presencia de un águila imperial, que ha permanecido unos días en la Reserva, probablemente después de surcar cientos de kilómetros. En Castilla y León las poblaciones están concentradas en Ávila y Segovia. ¿Entonces que hace un águila imperial en las Lagunas de Villafáfila?. Según Mariano Rodríguez, «lo que sucede es que en la Reserva hay una explosión de conejo que se está convirtiendo en un problema y eso ha hecho que las águilas que no son normales aquí, como la imperial o las perdiceras, están empezando a utilizar el espacio como zona de alimentación desplazándose desde sitios muy lejanos».

También ha sido perceptible este año la presencia de especies singulares como garcetas grandes y ánsares caretos, poco frecuentes en estas latitudes. «Es espectacular lo que va apareciendo cada año; la variedad está siendo impresionante», ratifica el director de la Reserva Regional que ayer acompañó al delegado territorial de la Junta, Alberto Castro, a una visita por el complejo lagunar. El responsable de la Delegación no dejó pasar el momento para invitar «a todos los ciudadanos a conocer esta joya medioambiental y aprovechar todas las infraestructuras que existen, como observatorios, visitas guiadas o el Centro de Interpretación que facilitan el conocimiento de la Reserva».

Entre las curiosidades del espacio, donde está situada la Casa del Parque hay una zona de aves estepáricas donde se encuentran nueve avutardas y un alcaraván, fácilmente observables por el público por estar en situación de cautividad. Los ejemplares pueden observarse desde un pequeño observatorio que facilita la contemplación de la especie más emblemática de la Reserva de las Lagunas de Villafáfila.

Con una densidad media entre 3.300 ejemplares en la época invernal y 1.200 el resto del año, el espacio natural terracampino mantiene la mayor población del mundo de Otis tarda. La avutarda convive con una gran variedad de aves asociadas al agua pero también, en las zonas abiertas de Tierra de Campos, con las concentraciones de cerca de 80.000 pajarillos invernantes (principalmente alondras) y una amplia gama de rapaces que tienen en la Reserva su hábitat de nidificación y campeo.

Pero sin duda la principal especie, en cuanto a densidad, que se puede encontrar en las Lagunas de Villafáfila es el ánsar común, con entre 15.000 y 20.000 ejemplares que incluso aumentarán a mediados de enero. Esta especie, al moverse en grandes bandos y ser de carácter muy ruidoso, es la que da mayor espectacularidad a la Reserva. Junto a éstas se han podido ver en el pasado mes de noviembre casi dos millares de grullas, tan ruidosas y llamativas como los ánsares.

También se pueden observar grandes cantidades, más de 10.000 de especies como el ánade real (azulón), pato cuchara, cerceta común, ánade silbón, focha, tarro blanco, avefrías, porrón común, porrón moñudo, gaviotas y ánade friso. Y, en menor número, garceta, zampullín, correlimos común, archibebe común, aguja colinegra, avoceta, garza real etc?

En definitiva, un gran elenco de aves, que bien de paso o porque permanezcan todo el año, hacen de este humedal un lugar ideal para los amantes de la naturaleza por su valor ornitológico y paisajístico.

Estudiosos, aficionados e investigadores de todo el mundo encuentran en la Reserva de las Lagunas de Villafáfila un espacio de referencia para la observación de aves y se interesan por la gestión del mismo intentando armonizar los usos agrícolas y ganaderos con la pervivencia de las aves.

Como explican los responsables del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta, que gestiona la Reserva, los mejores momentos para ver la gran concentración de fauna en las lagunas son el mediodía y el atardecer, ya que en dichos momentos generalmente se produce la entrada de miles de ánsares a las lagunas para sestear y dormir, siendo los mejores lugares para su observación los tres observatorios construidos por la Junta en los términos de Revellinos, Villafáfila y Villarrín. Destaca especialmente el de la localidad de Otero de Sariegos, cuya situación es privilegiada para la observación de las acuáticas de la Salina Grande

La Reserva de las Lagunas de Villafáfila tiene una extensión de 32.682 has. y forman parte de ella 11 términos municipales (Cañizo, Cerecinos de Campos, Manganeses de la Lampreana, Revellinos, San Agustín del Pozo, San Martín de Valderaduey, Tapioles, Villafáfila, Villalba de la Lampreada, Villárdiga y Villarrín de Campos).

Fue declarada Reserva Regional de Caza en marzo del 86 y en septiembre del 87 fue declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Además, está incluida en el Convenio Internacional de Zonas Húmedas de Ramsar. En 2006 se declaró Reserva Natural pasando este importante ecosistema a integrarse en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León.