Los ensayos que se realizan en la provincia de Zamora con variedades de maíz modificadas genéticamente han contribuido al cultivo de millones de hectáreas en todo el planeta ante el respaldo de unos y el rechazo frontal de no pocos grupos detractores. Mientras las empresas que lideran los experimentos justifican la mejora genética de los productos agrícolas como medio de aumentar rendimientos, terminar con el hambre en el mundo o incluso mejorar la calidad de vida de los agricultores; desde sindicatos agrarios, como Coag y Upa que se han posicionado en contra de estas prácticas, hasta organizaciones sociales y defensoras de la naturaleza se denuncian los perjuicios y el daño irreparable que pueden producir los organismos manipulados, tanto para el hombre como para el medio ambiente, como por el peligroso monopolio de las semillas.

El debate es inagotable y no deja indiferente a nadie. Prueba de ello ha sido la jornada sobre cultivos transgénicos organizada recientemente por Coag Zamora que contó con la presencia de más de un centenar de agricultores, algunos de ellos productores ecológicos que ven en la proliferación de los llamados cultivos biotecnológicos un atentando contra el planeta.

Pero la realidad es que en España están autorizados los experimentos y Zamora es una de las provincias donde desde hace seis años se están realizando, concretamente con variedades de maíz y remolacha, que promueven respectivamente las multinacionales Monsanto Agricultura España y Syngenta Seeds.

Con una trayectoria de seis campañas realizando ensayos en campos zamoranos, la firma mundial Monsanto continuará este año sus experimentos con variedades de maíz modificadas genéticamente. Las pruebas se realizarán en parcelas de Molacillos, Coreses y Cotanes, donde se llevará a cabo la evaluación, caracterización agronómica y desarrollo de variedades derivadas de la línea NK603, tolerantes al herbicida glifosato. Y variedades de maíz NK603xMON 810 modificadas genéticamente para la tolerancia al herbicida glifosato y resistencia frente a taladros. Como en el maíz convencional, la planta se siembra en primavera y se cosecha en otoño.

Los experimentos corresponden a cultivos protegidos contra insectos y tolerantes a herbicidas «que mejoran el control de las malas hierbas y compiten con los cultivos de maíz». Según fuentes de la multinacional consultadas por este diario, los ensayos con maíz que se realizan en Zamora buscan el objetivo de «evaluar en las condiciones locales de cultivo el comportamiento de estos maíces y desarrollar los programas de manejo más adecuados para que cuando su cultivo comercial sea autorizado en la UE, los agricultores de Castilla y León cuenten con nuevas herramientas para una producción de maíz más sostenible».

Se trata de la continuación de ensayos que se realizaron el año pasado en parcelas de Molacillos, todos ellos sujetos a la normativa europea, «lo que implica una detallada evaluación medioambiental y autorización antes de que se lleven a cabo», indican fuentes de la empresa.

Los ensayos con cultivos transgénicos se realizan en pequeñas superficies -con una media de dos mil metros cuadrados- «a una escala que permite evaluar las diferentes tecnologías». Y los solicitados este año incluyen maíces «ya autorizados para importación, procesado y consumo de piensos y alimentos en España y en la UE».

En el caso de los trabajos solicitados por Monsanto, se trata de la séptima campaña de este tipo de ensayos tanto en la provincia de Zamora como en España. Fuentes de la empresa aseguran que las pruebas realizas en años anteriores «concluyeron satisfactoriamente» y anuncian nuevos experimentos con cultivos biotecnológicos «que ayuden a realizar una agricultura más sostenible, es decir, a producir más con menos recursos naturales, como el suelo, el agua o la energía».