Como un arrope humano y representativo. Así se refirió ayer el presidente de la Junta a su presencia en la capilla ardiente de los tres guardias civiles que fallecieron en Maraña (León). Juan Vicente Herrera quiso transmitir personalmente "el sentimiento humano, la expresión de afecto, cercanía y agradecimiento a las familias y a todo el Cuerpo de la Guardia Civil por este servicio que en este caso ha tenido el altísimo coste de tres vidas".

Unas vidas, recordó, que además de las irreparables pérdidas humanas, con el gran dolor que la tragedia provoca en las familias, las sociedades y los pueblos donde estaban instalados, también supone una pérdida "tremenda, en un servicio muy profesional, muy especializado que todos los días, de forma anónima, prestaba su labor humanitaria de rescate en situaciones de dificultad en la montaña".