Las empresas europeas, entre ellas las españolas como CAF y también Talgo, están apostando por la creación de trenes de hidrógeno a partir de la aprobación de la agenda medioambiental de Bruselas, encaminada a la descarbonización del transporte. Los fondos europeos de recuperación Next Generation, creados para hacer frente a la crisis del COVID-19, permiten financiar este tipo de proyectos en favor de las inversiones para favorecer la denominada movilidad verde, en la que se inscribe este tipo de proyectos que tienen como base energética el hidrógeno, a los que la Unión Europea dará prioridad.
Se trata de favorecer la tecnología que permite el transporte sostenible, de cero emisiones (de vapor de agua y agua condensada), como una alternativa limpia frente a la tracción diésel que se venía utilizando en el transporte ferroviario y que emite una gases, vapores, aerosoles líquidos y sustancias formadas por partículas que perjudican el medioambiente al contaminarlo.
El objetivo es eliminar aquellos trenes que funcionan con este tipo de combustible y que todavía suponen el 46% de la red europea, la que aún no está electrificada, y supone el 20% del tráfico en la actualidad. En Alemania, el país más avanzado en este nueva tecnología verde, ese porcentaje es del 40%.
El tren de hidrógeno se presenta, pues, como la alternativa verde a las líneas convencionales de tracción de diésel tanto para Bruselas como para el sector empresarial que opera en el ámbito ferroviario español y europeo.