Motivación y prospectiva

José María Carrascal Vázquez

Tuve un trato intermitente, pero siempre positivo, con Pedro María Laperal en Madrid, desde cuando era director de arte en Ancema, aquella veterana agencia de publicidad de la calle Ferraz; donde en los lejanos años sesenta me facilitó un interesante trabajo en el mundo publicitario. A veces nos veíamos en galerías de arte, pues él las visitaba con asiduidad, o en alguna actividad profesional; como voy a llamar a aquel insólito viaje a Polonia. Ocurrió en la Semana Santa de 1977 cuando a un grupo de publicitarios nos concedieron un difícil visado para viajar a Polonia: donde interesaba especialmente el Museo del Cartel de Varsovia, pues los polacos eran reconocidos creativos del grafismo como lo eran del teatro o de la música más contemporánea. Allí, conviviendo unos días que permitieron una excursión hasta la turística Cracovia, conocí mejor su amplitud de miras y acertadas valoraciones, así como la fácil empatía con todo aquel colectivo.

También inolvidable, y documentable en sus fechas, septiembre de 1991, fue el encuentro con el joven músico Max Bragado, que había sido nombrado director de la, que empezaba a formarse, Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Le habían recomendado la posibilidad de Laperal para que crease urgentemente el logotipo para los programas de la nueva institución; y hube de acompañarle, por tener alguna experiencia en la incipiente publicidad autonómica, en una tarde calurosa para, después de subir las escaleras hasta un cuarto piso de la conocida calle Fernando Vl de Madrid, encontrarnos con el entonces joven y animoso director. El entendimiento fue inmediato y la solución también: el logrado grafismo de una batuta en movimiento se incluyó en los primeros programas e impresos de la orquesta. Fue esta una pequeña creación, casi olvidada, que atendía con tanta o más atención que la que ya había prestado a los trabajos para grandes acontecimientos y empresas por los que había recibido tantos premios y reconocimientos. Hoy pocos pueden recordarle y la mayoría no saben nada de la existencia de este zamorano que en las últimas décadas del pasado siglo fue un muy destacado creador, miembro de Grupo Trece, paradigma publicitario entre el arte y el diseño. Su actual valoración llega a los museos ( Reina Sofía y Artes Decorativas) y algunos creadores son elegidos académicos (Bellas Artes de San Fernando). Lástima que en Zamora no lo hayan visto así y no hayan mostrado verdadero interés en acabar de montar la exposición que desde tiempo se viene preparando. Volvamos a intentarlo.