En un pequeño pueblo hebreo se convirtió durante unas horas el interior de la iglesia de San Vicente de la mano de un belén viviente, organizado por la Real Cofradía de Nuestra Madrede las Angustias dentro de sus actividades solidarias impulsadas por su obra social para el período navideño.
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La propuesta comenzó con un pasacalles abierto por los tamborileros zamoranos tras los que iban cuatro soldados romanos que precedían a José, María y con el niño Jesús y un burro escoltado por un grupo de unos 80 hebreos, una cifra menor de la esperada semanas atrás y mermada a causa de los estragos de la gripe.
En el templo, que presentaba hasta en un lateral un puente, les aguardaban un posadero, un alfarero, una castañera, una panadera, caracterizados de hebreos con un atrezzo cedido por Capitonis Durii e incluso había aprisco con unos corderos y gallinas.
Al fondo, a los pies del altar mayor, un sencillo portal donde la Sagrada Familia se situó y donde se acercaron los pastores y los pajes de los Reyes Magos así como decenas y decenas personas, entre ellas el obispo de Zamora.
Además, la cofradía de Nuestra Madre obsequió a los presentes con una chocolatada y también vendía en un puesto galletas, bolas de Navidad o figuras de Niño Jesús a precios populares con el fin de recaudar fondos que entregarán íntegramente a Sanagua Aspace de Zamora.
La animación navideña también inundó el Mercado de Navidad, instalado en la plaza de la Constitución desde hace unos días.
En él los zamoranos que acudieron, pudieron disfrutar de una chocolatada, mientras que el grupo de Coros y Danzas de Doña Urraca llevó a cabo un pasacalles desde la zona de las Tres Cruces hacia el centro y la Plaza Mayor.
De manera paralela, la música copó la actividad en dos templos de la ciudad dentro de los conciertos de Navidad auspiciados por el Ayuntamiento. Así en María Auxiliadora actuó la coral Camerata Primo Tempo, en tanto que en el templo de Santa María de La Horta lo hizo Aures Cantibus.