Dos buenos trozos de jamón, un huevo frito -o dos...- y una rebanada de pan: tan sencilla como sabrosa. Así la receta original del tradicional "dos y pingada", que se ha desarrollado hasta incluir en el plato otras delicias altas en calorías como chorizo, bacon y hasta carne.
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No hay Domingo de Resurrección sin su plato estrella desde que en 1951 los cargadores de los pasos del Jesús Resucitado y de la Virgen almorzaran por primera vez este menú al término del desfile para coger fuerzas tras la procesión.
"Dos y pingada" para terminar
Pero no solo este calorífico almuerzo triunfa en Zamora. También lo han hecho los dulces típicos de la Semana Santa de Zamora, los "culpables" de las largas colas que se han visto durante todos estos días en las tiendas tradicionales. Las aceitadas son las grandes protagonistas, junto a las almendras garrapiñadas, compradas sobre todo por los cofrades para obsequiar a los hermanos de acera con uno de estos pequeños dulces agradeciendo su espera.