Cada vez que el Instituto Nacional de Estadística publica un dato de población, Zamora se echa a temblar. No es para menos. Una detrás de otra, las actualizaciones anuales revelan una incesante sangría que provoca pena e indignación entre la gente que siente afecto por la tierra, sea desde dentro o desde la lejanía. De forma razonable, la mirada inicial se suele centrar en el dato grueso sobre habitantes perdidos o en el detalle municipal que le interesa a cada uno. Poco más allá. Resulta extraño hablar, por ejemplo, de las diferencias de género en el padrón, pero su estudio también deja al descubierto algunas realidades.

REPORTAJE DESPOBLACION RURAL NICO RODRIGUEZ

A 1 de enero de 2021, la provincia tenía 85.174 mujeres y 83.551 hombres. Es decir, una diferencia de 1.623 a favor de ellas. Esa pequeña brecha se sustenta en los principales núcleos urbanos, donde la feminización resulta evidente. Así ocurre en Zamora capital, con 4.339 mujeres más que hombres; en Benavente, 667 más; o en Toro, 136 más. Esa misma realidad se reproduce, a su vez, en otra treintena de municipios, pero se invierte en los 200 restantes, casi todos los del medio rural.

La masculinización de los territorios periféricos, alejados de los núcleos urbanos, es “el síntoma de la falta de igualdad de oportunidades”

La masculinización de los territorios periféricos, alejados de los núcleos urbanos, es “el síntoma de la falta de igualdad de oportunidades”. Así lo indicó Ignacio Molina de la Torre, geógrafo de la Universidad de Valladolid, en un informe sobre despoblación publicado en 2019. “Afrontar el reto demográfico exige garantizar la igualdad para las mujeres en el ejercicio de sus derechos. Mientras tanto, la masculinización de buena parte de nuestro territorio es una consecuencia lógica”, añadió.

En ese mismo informe, Molina apuntó que la carencia de alternativas había empujado a la población femenina y en edad laboral lejos de las zonas rurales, de forma que su presencia se concentra “en un número muy reducido de áreas”. Evidentemente, ese problema existe para el conjunto de la población en Zamora, pero los expertos y los datos matizan que se agrava para las mujeres.

Los casos más flagrantes

De hecho, un 85% de los municipios zamoranos tiene más hombres que mujeres entre su población, y en algunos casos esa brecha resulta muy llamativa. El ejemplo más extremo se encuentra en Justel, un pequeño ayuntamiento situado en La Carballeda. Allí, a 1 de enero de 2021, la parte masculina del censo (47) duplicaba a la femenina (23). Tampoco se quedan lejos Cuelgamures, con 52 hombres y 31 mujeres; Brime de Urz, 61 y 37; Villavendimio, 97 y 62; o Losacio, 54 y 36.

El ejemplo más extremo se encuentra en Justel

Esa realidad resulta especialmente palpable en los municipios de menor tamaño, los más castigados por la despoblación, el envejecimiento y la falta de oportunidades. De hecho, entre los 32 ayuntamientos de menos de 100 habitantes que existen en la provincia, solamente cuatro presentan cifras a la inversa. Así ocurre en Villanueva de las Peras, Salce, Vega de Villalobos y Quintanilla de Urz.

En el caso de los municipios de más de mil habitantes, Villalpando y Puebla de Sanabria se unen a Zamora, Toro y Benavente como los lugares que continúan con un mayor número de mujeres en su censo en estos momentos.

CONTRASTE DE DOS VIVIENDAS EN UNA DE LAS CALLES. JOSE LUIS FERNANDEZ

En 2018, la Asociación de Geógrafos Españoles abundó en esta cuestión al señalar que los movimientos migratorios han generado “un destacado proceso de masculinización” de las zonas rurales remotas y de los municipios de montaña. “Los pueblos se han ido vaciando progresivamente”, según este colectivo, que pone el foco en la caída de la población femenina.

El Gobierno habla de "falta de oportunidades"

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Desde el Gobierno, esta masculinización del territorio se ha abordado, al menos desde la teoría, a través de la constatación de “la falta de oportunidades para las mujeres en el medio rural”, que ha provocado un éxodo especialmente acusado. En algunos informes, se llama la atención sobre una pérdida de población femenina joven que está condicionando de manera muy grave las posibilidades de recuperación demográfica de algunas comarcas.

Cuando vuelvan a salir los datos de población, la provincia volverá a llevarse las manos a la cabeza al comprobar cómo el territorio pierde capital humano a marchas forzadas. Al ir al detalle se verá marchar a quienes dejan una Zamora vaciada de mujeres.