Desde hace unos meses una parte de la comunidad de vecinos residentes o eventuales de Camarzana de Tera mantenemos un contencioso informativo con la CHD alrededor del corte total del agua en el cauce de agua para riego llamado Caño Grande durante casi nueve meses al año. La CHD aún no se ha dignado contestar a ninguno de los requerimientos informativos solicitados para justificar esta acción y pronunciarse sobre la solicitud de un cauce mínimo ecológico.

Las consideraciones históricas y humanas sobre este cauce tienen peso suficiente para preservar su cauce de agua. Siempre este cauce, además de su uso agrícola, sirvió al pueblo como abrevadero de los animales y para las necesidades humanas, incluido el abastecimiento de agua potable cuando no existía la acometida de agua actual. Precisamente, hasta antes del corte, uno de los puntos de recepción de agua potable era un pozo que se abastecía precisamente del cauce del Caño Grande y que ha dejado de suministrar agua en el periodo de corte.

Hay otro aspecto nada desdeñable que refuerza el argumento del rescate de este cauce: el Caño Grande con toda su biodiversidad forma parte inherente del paisaje rural del pueblo y por tanto es parte de su patrimonio, un patrimonio que debe transmitirse a las generaciones como un valor más del medio rural para disfrutarlo y admirarlo como cualquier otro elemento patrimonial.

Antes que el nuevo Plan Hidrológico Nacional acabe con la biodiversidad de estos entornos rurales, al primar en dicho plan los regadíos industriales basados en el agua a presión, deberíamos reflexionar sobre el impacto que la interrupción del agua en estos cauces ocasionará no solo en el medio ambiente sino también en el paisaje, en los acuíferos subterráneos y en los niveles hídricos de otros cauces como es en este caso el arroyo de El Regato de Camarzana, que recibía y recibe una importante aportación de agua del Caño Grande.

Desde EEAZ consideramos que el mantenimiento de un cauce ecológico mínimo en el Caño Grande de Camarzana serviría por una parte para mantener la biodiversidad y por otra preservaría el uso tradicional del agua que los vecinos de Camarzana llevan disfrutando desde hace mil años.

Blas de Paz Martínez

EEA de Zamora