El historiador Eduardo Fernán-Gómez, gran aficionado a la literatura negra que también ha investigado múltiples crímenes acaecidos en España, acaba de publicar la novela policía “La dentellada”, cuya trama se desarrolla enteramente en Zamora. El casco antiguo, los paseos a orillas del río Duero, la calle de Balborraz, la zona de la Marina, el patrimonio industrial de la ciudad e incluso LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA tienen cabida en este texto gestado en la propia ciudad.

–¿Cómo surge esta novela?

–“La dentellada” nace precisamente paseando por Zamora en el verano de 2017. Fue en la época en la que volví de Cádiz a Villalpando para escribir mi tesis doctoral. En aquel momento los fines de semana desconectaba y me dedicaba a otras actividades. Paseaba por Zamora, quedaba con los amigos, tomaba vinos en la ciudad… Por entones tenía claro que quería escribir una novela policíaca, de hecho había empezado una cuando estaba viviendo en Buenos Aires, pero la dejé en un cajón. Un día dando un paseo por la ciudad me di cuenta de que podía ser el marco para narrar una historia policíaca.

–¿Por qué?

–Porque soy partidario de descentralizar las tramas, que no sucedan solo historias policíacas en Madrid o en Barcelona. Pensé que Zamora podía ser el marco perfecto porque es una ciudad media donde no pasa nada, pero cuando sucede tiene un peso importante. Además, curiosamente, nos olvidamos muy rápido de lo acontecido. Es una ciudad en donde hay muchos funcionarios de paso. Zamora era el lugar ideal para que naciera una trama a partir de un hecho delictivo, una venganza gestada con el paso de los años jugando con lo que ocurre en ciudades de provincia que, a veces, son poblaciones de paso para los trabajadores.

–Usted describe al detalle rincones de la ciudad, sobre todo, del casco antiguo de tal forma que Zamora pasa a ser casi un protagonista de la historia.

–Una de las cosas que he aprendido al ser lector es que la literatura negra es muy realista. Quería describir muy bien la ciudad tanto para la gente de Zamora como para quienes no la conocen. Con la trama quería hacer un homenaje a la ciudad, que es una ciudad que me encanta, es mi ciudad. De hecho, gente que no la conoce tras leer la novela me ha escrito por las redes sociales y me han comentado que quieren venir a descubrirla.

–El periodismo local está muy presente en su novela, ¿por qué?

–Yo quería un contrapunto en la novela y me lo daban el policía y una periodista. Ambos investigan a la par, pero por diferentes caminos y, a veces, sus trabajos chocan y se enfrentan. Me parece muy importante ese contraste. Además, los dos profesionales mantienen una relación por lo que es una manera de retorcer más aún la trama. Me parece muy importante la presencia de la prensa porque no tiene unos protocolos tan cerrados de las fuerzas del orden público. La Opinión de Zamora aparece, como tal, porque es el diario más importante de la provincia.

–De manera indirecta ¿quiere reivindicar el papel de la prensa de provincias?

–Sin duda el papel de la prensa provincial es muy importante con independencia de la existencia de medios nacionales. Es importante que se mantenga la prensa local. Es necesario tener un medio que haga caso a lo que ocurre en la ciudad, en las distintas comarcas y en los pueblos. Tú no puedes intentar encontrar noticias de Tierra de Campos en El País o El Mundo, pero sí en La Opinión.

–Usted ha investigado en profundidad a Juan Nicasio Gallego, de hecho sobre él versó su tesis doctoral. En la novela incluye a esta figura histórica.

–Es la única licencia que me he permitido. Necesitaba una residencia céntrica y me pareció que el mirador del Troncoso era el marco idóneo porque es un ámbito que conoce al dedillo la periodista. Tiene unas vistas magníficas de Zamora y qué mejor sitio que ubicarla en este emplazamiento y homenajear a un personaje zamorano un poco olvidado y al que yo he estaba estudiando, pues escribí la novela al tiempo que hacía la tesis. Todo lo demás existe, excepto algún bar que en recientes fechas ha cerrado. Todo se encuentra donde digo que está porque quiero que el lector haga una ruta por la ciudad.

–¿Qué ha sido lo más complicado de este libro?

–Me resultó complejo situar a un personaje que es ajeno a Zamora, que no está acostumbrado a la ciudad y que se siente fuera de lugar, aunque sin duda lo más complicado fue la parte referida a la investigación policial y las alusiones médicas. Para ellas he tenido que recurrir a profesionales. Unos médicos me han tenido que explicar cómo reacciona el cuerpo en ciertos momentos o bien las fases posteriores a la muerte para conseguir que el texto fuera realista. También policías me han concretado qué puede hacer un agente y que no, pues al final es una novela procedimental. Cuadrar la realidad de un procedimiento y la ficción resultó a veces complejo y engranarlo para que tuviera una fluidez, para que no se hiciera pesado al lector. Además, tenía que ser real de tal forma que si se lo leía un policía, un forense o un fiscal pudiera decir que está bien asentada, que la realidad que describe es creíble.

–Usted menciona en un momento de la novela la gran movilización ciudadana que tuvo lugar hace décadas para reivindicar la conversión del cuartel Viriato en campus universitario y plantea una reacción social similar a causa un problema con un ejemplo de patrimonio industrial. ¿Por qué lo hace?

–Por dar un golpe sobre la mesa. Hay que moverse y movilizarse más por nuestro patrimonio, por nuestra cultura, hay que defender más nuestra tierra. Yo viajo mucho por España y compruebo que ciudades que tienen mucho que defender que Zamora lo hacen, trabajan más el turismo y los aspectos culturales. Esta situación me da pena porque solo con caminar desde La Farola a la Catedral compruebas que Zamora es una maravilla. Tenemos que vendernos mejor, pues tenemos el modernismo y el románico en una arteria. Otras ciudades tienen mucho menos y sin embargo, lo venden mejor. En una ocasión leí un artículo muy interesante sobre la arquitectura industrial de ladrillo de Cataluña y las fábricas harineras que hay en Zamora pertenecen a ese movimiento, lo que es una extrañeza dentro de ese movimiento en Castilla y León, y por eso lo incluí.

–¿Volverá a estar presente Zamora de alguna manera en sus creaciones literarias?

–Creo que sí porque los lectores están bastante contentos con el resultado. No descarto escribir una saga con estos personajes e incluso tengo pensado, más adelante, seguir con la historia de la comisaría otorgando peso específico a los policías. Hay muchas historias para contar con Zamora como escenario. Ahora estoy trabajando en otro proyecto, pero es muy probable que vuelva a los personajes de “La dentellada”.

–Háblenos del proyecto en el que está enfrascado en estos momentos.

–Es un texto que comencé a escribir cuando estuve en Argentina. Ya he acabado con la primera fase de escritura. La he dejado reposar y ahora he perfilado mejor los personajes, he mejorado las tramas y la estoy reescribiendo. El borrador espero que esté en un par de meses de cara a dentro de año y medio poder publicarla.