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José Luis Pérez Iglesias | Nuevo director de la Escuela Politécnica Superior

José Luis Pérez, nuevo director de la Escuela Politécnica de Zamora: “Ya estamos adaptando espacios para el nuevo grado de Videojuegos”

“Si queremos atraer más gente, debemos de mirar fuera de Castilla y León, por su baja densidad de población”

José Luis Pérez, nuevo director de la Escuela Politécnica de Zamora: “Ya estamos adaptando espacios para el nuevo grado de Videojuegos”José Luis Fernández

José Luis Pérez Iglesias se estrena como nuevo director de la Escuela Politécnica Superior de Zamora con un equipo en el que repiten Yolanda Gutiérrez Fernández —antigua directora y actual subdirectora—, José Escuadra Burrieza y Hernando Silva, y al que se une Leticia Aguado Ferreira. Con la principal preocupación de mantener el curso a flote mientras dure la pandemia, este nuevo equipo directivo pone sus miras en la cooperación con las escuelas con las que comparte espacio en el Campus Viriato, la colaboración con universidades del entorno e incluso ampliar las fronteras más allá del país para atraer estudiantes extranjeros a una escuela que ofrece unos grados de futuro, con un excelente equipo de profesores y que quiere también centrarse en la investigación y apostar por el emprendimiento de sus alumnos, sin olvidar los nuevos estudios que serán una realidad el próximo año: Aplicaciones Interactivas y Videojuegos.

–¿Cómo decide dar el paso para presentar su candidatura en estas últimas elecciones a la Escuela Politécnica Superior?

–La candidatura salió realmente adelante porque nos lo pedía mucho personal de la escuela, que quería que siguiéramos con la dirección, ya que confiaba en nosotros. Así que, en cierta manera, nos vimos un poco condicionados por esa petición. Y es siempre muy gratificante que la gente te reconozca tu labor y te pida que sigas.

–¿Qué cambios se han producido en el equipo con respecto a la directiva anterior, liderada por Yolanda Gutiérrez?

–Solo hay una modificación. Beatriz García Vasallo es una profesora joven que necesitaba desarrollar la parte de investigación y nos pidió, tras la experiencia que tuvo de cuatro años, poder apearse del proyecto. Con todo lo que había trabajado y aportado, lo único que hicimos fue darle las gracias. Así que hemos introducido a otra mujer por ella, Leticia Aguado, también joven y que tiene muchas ganas de trabajar.

–¿Es positivo contar con toda esta experiencia previa en la dirección para seguir avanzando con la Escuela Politécnica?

–Es algo fundamental, porque el equipo está ya muy rodado y tiene un saber hacer que realmente se convierte en algo muy importante en estos momentos. De hecho, todas las transiciones suelen ser de esta manera, con gente que se mantiene y alguna cara nueva. Así, ya hay un buen conocimiento del funcionamiento de la escuela. Si se empieza de cero, se tarda más en arrancar y de esta manera el cambio es mucho más sencillo.

–¿También se podrá así dar continuidad a los proyectos puestos en marcha durante el anterior mandato?

–Y no solo continuidad, sino también el poder comenzar algunos nuevos. Es cierto que hay que dar continuidad en el saber hacer, pero hay que imprimir un carácter de novedad e incorporar iniciativas, porque cada año avanzan aspectos nuevos. Cuando tienes un equipo que coge la nueva dirección, lo que hace es reforzar aquellos puntos más débiles, porque ya se tiene conocimiento del entorno. Eso nos ha ayudado, de hecho, a tener contactos con Portugal y otras universidades, estrechando más aún los lazos que ya están establecidos y que funcionan.

–¿Cuáles son los primeros objetivos que se marcan en esta nueva etapa?

–Lo primero es lo del día a día, que está marcado por el COVID. A este respecto, lo cierto es que tenemos bastante tranquilidad, con lo que estoy muy contento. Y todo esto se debe a que las cosas están funcionando bien y, en general, en toda la Universidad de Salamanca. Se han establecido unos procedimientos y protocolos que están funcionando. En nuestro caso, solo se han reportado diez casos desde el inicio del curso y todos ellos han sido importados, ninguno se ha dado en las instalaciones del campus.

–¿Los alumnos han sabido adaptarse a esta nueva normalidad?

–El alumno tiene un comportamiento extraordinario, estoy realmente sorprendido. Saben que tienen que sentarse siempre en el mismo sitio en el aula, siguen los caminos marcados para entrada y salida, los procedimientos para acceder al aula, el uso de los geles, tanto el de desinfección de manos como el que limpia las herramientas que se hayan utilizado. Está todo muy estudiado y trabajado, por lo que hay que dar las gracias tanto a la Consejería de Sanidad por sus normas como a toda la comunidad educativa por su comportamiento.

–¿Esa actitud del alumnado facilita mucho las cosas?

–Es fundamental que sean responsables. En cuanto surge algún caso, es el mismo alumno quien avisa mediante correo electrónico a la escuela y se pone en cuarentena. Además, tenemos un comité formado por tres personas: la administradora del campus, la antigua directora, ahora subdirectora, y la jefa de conserjes. A este grupo se deriva la información, que se le remite a los profesores para que, durante el tiempo que esté en cuarentena el estudiante, pueda continuar con su formación.

–¿La bajada de alumnos en la Escuela Politécnica es ya una preocupación del pasado?

–En este curso contamos con cerca de 500 estudiantes, así que se ha incrementado con respecto al año anterior. Aun así, sabemos que hay que seguir trabajando en este sentido y aportar nuevas ideas para seguir avanzando. Se ha mejorado por el trabajo que ya se hizo en el pasado mandato, con jornadas de puertas abiertas y visitas por parte de la directiva a los institutos.

–¿Cuáles son los grados que tienen más aceptación?

–Ingeniería Informática y Mecánica son las carreras que más alumnos acogen. Pero tenemos dos títulos, como son el grado de Ingeniería Agroalimentaria y Materiales, que tienen poca incidencia de entrada de alumnos, a pesar de ser estudios muy reconocidos, sobre todo el segundo, en muchos países europeos. Ambos son grados muy atractivos y con una plantilla de profesores bien formada, así que tenemos el objetivo de conseguir más alumnos. Nuestro reto ahora es transmitir a la sociedad que la ingeniería agroalimentaria se desarrolla en las fábricas, no en el campo.

–¿Arquitectura Técnica e Ingeniería Civil también se están recuperando, tras la crisis de años anteriores?

–Son dos grados que no me preocupan tanto, porque creo que se trata de algo coyuntural. Son estudios muy consolidados, pero que han caído con la situación actual. Hay que apoyarlos, pero creo que se recuperarán. Estoy convencido de ello, porque además tenemos un buen equipo de profesores, como en el resto de grados.

–¿Es importante la incorporación de la mujer a todos estos estudios técnicos?

–Hemos trabajado mucho en ello y ahí seguimos, no entendemos qué pasa, porque hay ingenieras magníficas, como ingenieros, no tiene nada que ver. No son grados difíciles, el secreto está en meter tiempo y esfuerzo. Motivando a las niñas se podría ayudar mucho y nosotros, por ejemplo, tenemos campamentos de verano de robótica en el campus y ahí se les mete el gusanillo de la tecnología. Es una forma de ir formando para ver que puede ser divertido y no es tan complicado.

–¿Qué otros planes se barajan a medio plazo?

–Querríamos que el servicio de idiomas de la USAL pudiera impartir formación en el Campus Viriato para nuestros profesores. Porque si queremos atraer a más gente, no nos vale con estudiantes de Castilla y León, que será un número reducido por la densidad de población que existe. Así que hay que pensar en abrir las fronteras a otros países y eso significa el poder trabajar en otras lenguas para que funcione. Es una oportunidad que universidades como la de Braganza han sabido aprovechar. Estuve hace tiempo allí trabajando en proyectos europeos y esa universidad ya tenía un servicio de idiomas. Resulta que es una localidad pequeña, pero cuenta con más de 2.500 alumnos de fuera del país, una tercera parte de los 7.000 que tiene en la universidad. Y lo han logrado porque tienen esa política de reconocer una realidad y ver que, si quieres prosperar en tu centro, tienes que buscar otras cosas y dar las herramientas precisas para ello. Aquí tenemos profesores jóvenes con muchas ganas y hay que apoyarlos.

–Incentivar el emprendimiento es otro de sus objetivos, según ya anunció en la campaña.

–De hecho, teníamos previsto, antes de que se produjera el confinamiento, todo un proyecto de emprendimiento que iba a significar que vinieran a Zamora 200 estudiantes y 50 profesores de Galicia y norte de Portugal. Nuestro alumnado no lo ve todavía tan claro, pero hoy en día hay que valorar todas las opciones para desarrollarlas, siendo siempre cuidadosos. Hay que desarrollar aún más esta faceta de emprendimiento y conseguir que funcione.

–¿Colaborar con otras universidades es importante?

–Estamos trabajando en contactar a nuestro profesorado con ese entorno, para poder favorecer el intercambio docente y permitir que la investigación se produzca de manera multidisciplinar y multiuniversidad y que además repercuta, si es posible, en la industria local. Tenemos mucho interés en que la investigación que se realice en la escuela pueda transferirse a las industrias más cercanas, de una forma colaborativa. La idea es establecer acuerdos con otros socios y otros países, en especial Portugal, para que la investigación realizada repercuta y resuelva las innovaciones tan necesarias de la industria local, para seguir prosperando en competitividad.

–¿La Escuela ya se está preparando para recibir el próximo curso el nuevo grado de Aplicaciones Interactivas y Videojuegos?

–Estamos incorporando material y adaptando el espacio para que se ponga en marcha. Hay que agradecer al rector de la USAL, Ricardo Rivero, el empeño que tiene en favorecer nuestra escuela y todo su apoyo. Este grado tiene una parte de realidad virtual y ya estamos en contacto con la Escuela de Enfermería para colaborar, porque ellos tienen unos simuladores para hacer prácticas clínicas, a los que querrían añadir una capa de realidad aumentada. Esta colaboración es algo muy positivo, porque es cierto que a veces se trabaja mucho con gente de fuera, pero la ingeniería también puede ayudar a Magisterio o Enfermería, aprovechando que esas escuelas están en el mismo campus.

–Sin duda el protagonista de todo esto es el alumno, ¿cómo se establece esa relación desde la actual directiva?

–Es una relación abierta y hemos encontrado la persona idónea para eso: Leticia Aguado. Está en continuo contacto con los alumnos y es una mujer joven, que tiene mucha afinidad con ellos. Ya estamos recibiendo información por esta vía. Por ejemplo, nos hemos encontrado con una solicitud que pedían los estudiantes con esta situación de pandemia, debido a las restricciones por el COVID, para disponer de espacios para realizar trabajos en grupo y se les ha dado una solución adaptando un par de aulas para ello, con todas las condiciones y protocolos establecidos. La responsabilidad del alumnado es extraordinaria y así se facilitan las cosas.

–¿Y que hay de las relaciones de la Escuela Politécnica con el entorno más cercano?

–En ese sentido, queremos estrechar relaciones con los colegios profesionales, que nos han aportado siempre mucho. Nuestros títulos claramente tienen una profesionalidad alta y unos colegios que también se preocupan de ellos y que funcionan. Ya existen lazos, pero tengo en la cabeza nuevas actividades con el objetivo de aunar esfuerzos. El talante que tenemos en el equipo directivo es hablar y resolver problemas, en la medida que podamos. Esa es la idea para los próximos cuatro años.

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