Han pasado más de cinco años desde que los vándalos retiraron los adornos de bronce que había en el pedestal sobre el que descansa el busto de fray Diego de Deza, en la plaza que lleva su nombre, ubicada en el casco antiguo de Zamora. El Ayuntamiento solicitó al escultor Ricardo Flecha que se encargara de la rehabilitación de este monumento, para que recuperara su belleza original, y ayer mismo operarios municipales, bajo la supervisión del propio Flecha, colocaban todas las piezas que componen este pedestal, bajo la atenta mirada de fray Diego, protegido con la pertinente mascarilla, aunque durante los trabajos se le desprendió de ella.

En concreto habían desaparecido de la columna de granito el escudo laureado situado en la parte central del monumento, las molduras existentes en el basamento y prácticamente la totalidad de la rotulación el bronce, “lo que dejó al conjunto escultórico totalmente deslucido y considerablemente deteriorado, se lamenta desde el Ayuntamiento, que puso en marcha la rehabilitación de esta obra.

“La pandemia ha retrasado tanto los trabajos en el taller como la colocación de las piezas”, reconocía Ricardo Flecha, quien aboga por conservar este tipo de monumentos. “Se trata de una pieza de art decó de los años veinte, construida por el escultor zamorano Enrique Lorenzo Salazar en 1922, para conmemorar el descubrimiento de América”, recuerda el artista.

Fue en los primeros días de 2015 cuando una banda de ladrones se dedicó a robar el bronce de las placas, medallas y letras y de varios monumentos del casco antiguo. Además de la estatua dedicada al Maestro Haedo, el pedestal sobre el que descansa fray Diego de Deza también fue atacado durante la noche. Los vándalos en aquella ocasión se ayudaron de los andamios de obra que había en la zona para diferentes reparaciones, que utilizaron a modo de escalera. Y fue así como desparecieron de la piedra desde los embellecedores hasta las letras que explicaban la historia de este personaje de la Inquisición, cuya figura había sufrido actos vandálicos mucho antes, como en la época de la II República, cuando el busto, que estaba ubicado en la plaza de Zorrilla, fue arrojado al río Duero, donde descansa en el fondo. El actual es una pieza realizada en 1944, obra del salmantino Francisco González Macías.

Detalle de los elementos de bronce del monumento J. L. F.

Para estos trabajos de restauración del pedestal, Ricardo Flecha se ha guiado por fotos antiguas que tenía, donde se podían ver cómo eran y estaban colocadas las molduras de bronce, los adornos y las propias letras, así como por las marcas que todavía se podían apreciar en la piedra de granito, para reproducir y moldear los elementos sustraídos de forma idéntica a los originales.

Por su parte, el escudo y una de las molduras originales fueron recuperadas por la Policía Municipal, “si bien se encontraban dobladas y muy deterioradas como consecuencia de la acción de fuerza para su sustracción, lo que ha hecho necesaria una minuciosa labor de restauración”, explican fuentes municipales.

Ahora, para evitar nuevos destrozos, los operarios se han afanado en soldar bien las piezas, para que el pedestal se conserve como el original de Lorenzo Salazar. Según señala el Ayuntamiento, todas las piezas han sido ancladas al pedestal con resina de poliéster para dificultar una posible repetición de los actos vandálicos.