Destaca por su trato familiar y cercano, por su trayectoria de 30 años cuidando de los mayores y por su gran patio con jardín, en el que en estos tiempos de confinamiento los mayores pueden pasear y disfrutar de ratos al aire libre.

La residencia María Dolores de Pozoantiguo, situada a tan solo cinco minutos del municipio de Toro, se dedica desde hace tres décadas a la ayuda asistencial y personal a los mayores.

Es una residencia pequeña, con 36 plazas para personas válidas y asistidas de primer y segundo grado. Actualmente, residen en el centro 26 personas mayores y cuenta con diez trabajadores.

El tamaño de la residencia María Dolores hace que el ambiente sea tranquilo y relajado, con una atención permanente y un trato familiar y cercano en un entorno rural.

La residencia, que está ubicada en el centro de Pozoantiguo, decidió cerrar sus puertas a las visitas dos semanas antes del decreto del estado de alarma y los test por PCR realizados a todos sus residentes y empleados han resultado negativos.

Durante la pandemia, el centro ha adoptado medidas preventivas como la toma de la temperatura a los mayores por la mañana y por la noche y el aislamiento de los residentes en las habitaciones. Ahora, en pleno proceso de desescalada, los mayores disfrutan de su tiempo de ocio en los salones y de paseos y ratos al aire libre en el gran patio de 1.400 metros cuadrados del que dispone la residencia.

Este jardín supone un respiro durante estos tiempos difíciles y hace más amenos y agradables los días de espera hasta que los mayores puedan salir del centro o recibir visitas, algo muy importante en una residencia en la que estaban acostumbrados a no tener horarios de visita y que las familias pudieran ver a sus mayores con total libertad y flexibilidad.

Contacto e información

El equipo de María Dolores ha procurado que el ánimo de los residentes no decayera durante estos meses, manteniendo el contacto con sus familias a través del teléfono y de videollamadas e informando a estas del estado de sus mayores.

“Nuestros residentes han estado bien y no ha habido ningún afectado por Covid-19. Lo que más han extrañado es vernos siempre con mascarillas, guantes y batas, y también echan en falta la cercanía que teníamos antes con ellos de darles besos, abrazarles y estar cerca mientras te cuentan sus cosas”, explican desde la residencia, cuya plantilla ha hecho un importante esfuerzo durante unos meses en los que se ha intensificado el trabajo.

Por este motivo, desde el centro quieren agradecer la labor realizada por el personal, así como la atención del Centro de Salud de Toro y de la Gerencia de Servicios Sociales de Castilla y León, “que han estado siempre pendientes de nosotros”.

Las instalaciones cuentan con habitaciones amplias y luminosas, personal cualificado, servicios de terapia ocupacional, peluquería y menús personalizados con comida casera y productos frescos. El equipo de la residencia, cuyo objetivo primordial es cuidar a los mayores y que se sientan como en su propia casa, se encarga también de tramitar la Ley de Dependencia.

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