Es un tándem digno de admiración. En su recorrido diario por las calles de Zamora, prácticamente por los mismos lugares, sigue habiendo gente que al verlos pasar se gira. Pero ellos ni se inmutan, van a lo suyo. La pareja de Teo y Yanki se prepara para lograr su independencia total del instructor. Él es Teo Primo, conocido en Zamora por su meritoria trayectoria profesional como abogado y su historia de superación personal, después de que perdiera la visión con 15 años. Ella es una perra guía, un precioso labrador de color negro, que está realizando la última fase de su instrucción para guiar a Teo en su tránsito por la ciudad.

"Hoy me he despertado temprano y siempre, cuando me levanto, me viene a recibir y me gusta acariciarla. Es importante también mostrarle el afecto con la voz. Lo cierto es que la voz es muy importante. Recogen muy bien los tonos personales, tanto cuando la quiero premiar, como cuando la tengo que reprender", explica Teo.

Hoy les esperaba José Manuel Macarro, instructor de la Fundación ONCE del Perro Guía. Ellos los crían y entrenan durante unos meses en Boadilla del Monte (Madrid) para que ejerzan de lazarillos, lo que posibilita una mayor independencia en los desplazamientos a miles de ciegos españoles. Una vez preparados estos perros, se estudia el perfil de los solicitantes. Este es ya el séptimo perro guía que tiene Teo. "Empecé hace ya 39 años, que se dice pronto. Cuando no había escuela en España fui a una de Estados Unidos. Después, cuando abrieron la escuela de perros guías en España, ya me han suministrado los perros aquí", asegura. Reconoce que su vida cambió con la asistencia del can. "Lógicamente, un perro guía a las personas ciegas nos proporciona algo tan fundamental como la independencia y la libertad. Ir a los sitios. La otra alternativa es el bastón. Te da mucha más independencia, te lleva más rápido y seguro. El acceso a algunos sitios con el bastón sería imposible o mucho más difícil. Necesita pocas explicaciones", añade.

Desde la Fundación ONCE comenzaron un curso semidomiciliario. "La primera parte es en la residencia de la escuela y la segunda, la domiciliaria, en este caso en Zamora", apostilla José Manuel quien hace hincapié en la veteranía de Teo en la tenencia de perros guía. La llegada del estado de alarma interrumpió la formación y Yanki ha permanecido en una casa de acogida de voluntarios. Ahora empieza ya a hacer una vida normal, según explica el instructor.

"Estamos realizando los recorridos más importantes, lo que él necesita, para que la perra se sienta más confiada porque estoy yo aquí. Podemos corregir in situ los problemas que vayan surgiendo y lo demás es hacer el rodaje para que ya trabaje la técnica de guía que tiene aprendida en su destino definitivo", señala el instructor.

Aprovechan una de las paradas que hacen en su recorrido para explicar las tareas realizadas esta jornada. Teo relata con detalle el itinerario por Zamora, por la zona centro. "Hemos comenzado al principio del barrio de la Candelaria. De ahí hemos llegado a la Farola, hemos tirado por la calle peatonal Santa Clara. De ahí a la derecha a llegar a la iglesia de Santiago el Burgo, por la calle Santiago, San Torcuato, la calle El Riego para llegar a la entrada de los juzgados que es una ruta habitual para mí. Vamos a afianzar la ruta. El instructor va corrigiendo posibles defectos y se busca el acoplamiento perfecto para que cuando él me deje, yo lo pueda hacer con seguridad y de la mejor manera posible".

José Manuel asegura que "todo lleva un proceso y tiene que trabajar en equipo. Ahora pone más de su parte Teo, pero dentro de poco se podrá relajar y tendrá más calidad de vida. Es cuando alcancen la unidad funcional, que llamamos, porque es un equipo y trabajan como tal".

Teo tiene palabras de admiración hacia los perros guía. "Lo del trabajo de estos animales es increíble. Hacen cosas tan increíbles. Es muy importante tener confianza en él porque en ocasiones hay obstáculos imprevistos que desconozco. Se para que no siga caminando y a veces he preguntado a la gente que pasa junto a mí si había algún obstáculo y efectivamente o hay un hoy en el asfalto, o una valla o algo que habitualmente no está ahí y él, o ella en este caso, sabe cómo reaccionar. Sabe que tiene que dejar a su derecha un espacio libre para el que le lleve y sabe que no se debe acercar a los obstáculos. Hay cosas muy complicadas para ellos como los obstáculos aéreos como puede ser un toldo. Y también los va detectando", asegura Teo.

Entre los obstáculos más complicados de solventar son los que no son fijos, los imprevistos. "Un problema muy común suelen ser los perros de compañía descontrolados. El que va con su ciego necesita concentración. Vemos que hay gente que lleva el perro suelto y se acerca a saludar al perro guía y le hacen perder la concentración. También a veces la gente que va leyendo el móvil de repente te tapone o cambia la trayectoria y es algo que el perro guía aprende a solventar", asegura el instructor, quien asegura que es una "enorme gratificación cuando das con un buen equipo, te hacen los deberes y el usuario sigue los consejos, más pronto que tarde el resultado va a llegar".