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Con uvas y villancicos, así celebran la Navidad los zamoranos en el extranjero

Los zamoranos que viven en el extranjero se adaptan a los ritos y prácticas navideñas de sus países de residencia, pero conservan las tradiciones españolas más arraigadas

Con uvas y villancicos, así celebran la Navidad los zamoranos en el extranjeroA. R.

Lleven pocos años o muchas décadas, los zamoranos que viven en el extranjero tienen especial añoranza de su tierra en estas fechas y, aunque se hayan acostumbrado a las tradiciones navideñas de sus países de acogida, no renuncian a las costumbres más españolas para sus celebraciones.

Es el caso de Elisabeth García Bermejo, profesora universitaria. "Mi familia, aunque viva en París, siempre ha seguido la tradición del belén acompañado del árbol de Navidad, el turrón, los mazapanes, las doce uvas y el roscón", enumera. Asegura que en estos días los parisinos "suelen aprovechar la oferta cultural más que las tradiciones propiamente dichas, ya casi inexistentes".

Como en España, se trata de una fiesta "para la familia y, particularmente, para los niños". Hasta Francia también llega Papá Noel y los Reyes Magos, aunque sin cabalgatas. Lo que sí han proliferado son los mercados navideños. "Se instalan en barrios tan emblemáticos como Montmartre o al pie de la Torre Eiffel. Me encanta ir a dar una vuelta y calentarme con una sopa de cebolla o un vino con canela", confiesa.

A pesar de la distancia con la familia en estas fechas, la zamorana Chelo Martín Barrio disfruta de estos días en Lieja, ya que asegura que la Navidad en Bélgica "es la mejor época del año". Una celebración que se inicia a finales de noviembre. En el último fin de semana de ese mes se inaugura el tradicional mercado de Navidad de Lieja. "Es el más grande de Bélgica y uno de los más grandes de Europa", señala. Se convierte en un punto de encuentro que compara con el tapeo español, aunque allí se tomen ostras, tostas de foie-gras o salmón, fondues de queso y, por supuesto, gofres, acompañados de vino caliente y cerveza belga. "Las fiestas no son tan familiares como en España, sobre todo en Nochevieja, que la gente la suele pasar entre amigos", compara.

La falta de luz en estos meses ayuda a que se pueda disfrutar más de la iluminación festiva. "Los días aquí son muy cortos, a las ocho y media de la mañana apenas se ve y a las cuatro y media es totalmente de noche", calcula. "Así que el ambiente y las luces alegran el alma, con decoraciones sencillas, pero espectaculares", valora.

Desde Terni (Italia), Sarai Llamas asegura que la Navidad es la fiesta más querida del año allí. "Empieza el 8 de diciembre, cuando los italianos se pasan el día decorando el árbol y montando el pesebre" explica. En la cena de Nochebuena se pasa en familia, con un menú donde abunda el pescado fresco y se espera a la medianoche para abrir los regalos "mientras se juega al bingo, el Monopoli o las cartas", explica.

A los tortellini rellenos de carne en la comida de Navidad o el panettone para los más golosos se une el plato de lentejas en la medianoche de Nochevieja para propiciar la fortuna del año nuevo. "Echo mucho de menos las doce uvas", .

La familia Bores se ha acostumbrado en República Dominicana a Acción de Gracias, la chocolatada en los colegios que anuncia la Navidad y el "angelito", conocido aquí como amigo invisible. La Nochebuena es tan familiar como en España, pero el menú es muy distinto. "En la mesa no puede faltar la famosa telera, el cerdo asado, el pavo, el moro de guandules, las empanadas y los pasteles en hoja, además de golosinas, coquitos y frutas como manzanas y uvas", apuntan.

Diferente es allí la Nochevieja, una auténtica "fiesta en la calle con amigos y vecinos, donde la música nunca acaba, ya que el clima propicia estar fuera de casa", razonan.

Miguel Ángel Matilla ha vivido ya varias navidades en México y aunque reconoce que son igual de familiares, también tienes costumbres curiosas, como las posadas navideñas, del 16 al 24 de diciembre, que representan el peregrinaje de María y José desde Nazaret hasta Belén. "Se celebran con reuniones familiares, de amigos o vecinales, con comida, adornos, regalos y piñatas en forma de siete picos, que representan los pecados capitales", detalla. "También se reza y se cantan las letanías de posada", añade.

En México la cena de Nochebuena es abundante "y el día de Navidad se come el recalentado, es decir, las sobras del día anterior, para dar después los regalos del Niños Dios, no Papá Noel", diferencia. Las uvas no son obligación, pero también se toman, al igual que la "rosca de Reyes", como colofón a estos días de fiesta.

De las hallacas venezolanas al "panettone" italiano

La Navidad también es una época muy especial al otro lado del Atlántico. Antonio Renilla, natural de Manzanal de los Infantes, lleva años viviendo en The Woodlands, al norte de Houston. "Donde residimos hay muchas iglesias, dos católicas y más aún de distintas ramas protestantes", indica. De hecho, en estas fechas las parroquias "compiten por atraer a la gente, añadiendo adornos y motivos navideños e incluyendo en sus programas shows de música y teatro, lo que tiene mucha audiencia", asegura.

La iluminación también es una seña de identidad en estos días. "Aquí la mayoría de la gente vive en casas y hay competencia para ver qué vecindario está más bonito. Además de luces en casa y árboles, sorprende los montajes navideños de algunos, con trenes, muñecos y música", pone como ejemplos.

A pesar de las tradiciones norteamericanas, Renilla asegura que tanto en la cena de Navidad como en la comida de Año Nuevo se reúne toda la familia "con comida y dulces españoles", subraya.

La familia es muy importante también en Venezuela, donde reside José Manuel Cubero, con raíces en Fermoselle. "Es la reunión de hermanos e hijos que aprovechan para compartir experiencias, casi siempre después de una larga ausencia", señala. Para los venezolanos, la Navidad no se entiende sin las gaitas, un estilo de música "bullanguera y movida, original del estado de Zulia y arraigada en toda la nación"; los villancicos, "que se presentan sobre todo en la iglesia, alrededor del Nacimiento, y se acompaña de fuegos artificiales" y el Parrandón, "un pasacalle con cuatro, maracas, charrasca y furruco, instrumentos típicos nativos", detalla.

La gastronomía también ocupa un lugar importante, con manjares como las hallacas la noche del 24 de diciembre -masa de maíz con carne guisada, pimiento, cebolla, aceitunas y especias-, el pan de jamón, pernil al horno y postres como el dulce de lechosa. Una buena excusa para unir a todos alrededor de la mesa, "aunque, dadas las circunstancias que existen en Venezuela en algunos hogares, las navidades son inciertas y difíciles de seguir con las tradiciones", lamenta.

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