Con un aro y una cadena, con fichas de parchís, con pañuelos que cambian de color, o con varitas que hacen aparecer. Así ensayan los más pequeños de Zamora el arte de la magia, con los expertos Paulino Gil y Julito Rapado como maestros, en un taller realizado en el palacio de la Alhóndiga. El objetivo fundamental es "acercar este mundo a los niños de entre 6 y 12 años de edad, el momento más idóneo para este tipo de enseñanzas, y que vean el otro lado de este arte, que comprueben que son capaces de hacerlo, divertirse y compartirlo", detalla Paulino Gil.

Los talleres dieron comienzo los días 12 y 13 de agosto, y han tenido continuidad los dos últimos días. Pero actividades de este tipo con niños se realizan en la capital desde hace más de dos décadas, poco después de que dieran comienzo las jornadas de magia, hace ya 26 años. Precisamente, el aprendizaje de los pequeños zamoranos es también "una iniciación para el Festival Internacional de Magia de septiembre, y el certamen de Magia en Navidad", explica Gil. Por ello, las actividades tienen mucha relevancia a la hora de "enseñar y crear buenos espectadores hacia este arte, observar de qué se trata y qué pretendemos los magos, e inculcar las ideas de lo que es la visión de estos ante el mundo".

Desde que los talleres se realizaron por primera vez en Zamora, ya son más de 1.300 los participantes, pequeños con muchas ganas de aprender magia. Así, las jornadas suelen tener "mucha aceptación, las plazas se llenan rápidamente porque atrae mucho el interés de los niños", quienes quieren obtener enseñanzas de los efectos adecuados para que un truco sea divertido, "pero que no sea tan sencillo, sino que tengan que ensayarlo para que salga bien", apunta el mago. Algunos participantes, que se han dividido en dos grupos, uno la primera semana y el otro estos días, incluso repiten de un año a otro, a pesar de que siempre se muestran los efectos básicos para el aprendizaje, "pero continuamente se enseñan otros nuevos", agrega.

Uno de los trucos que se muestran a los niños es el de hacer aparecer varitas, un clásico en Zamora, puesto que la ciudad "tiene el récord Guinness mundial, ocurrió en la Plaza de la Catedral, con más de 2.000 personas, en las XX Jornadas Internacionales de Magia, cuando muchos de ellos ni siquiera habían nacido". Así, los participantes también aprenden un poco de historia, en un seguimiento de los momentos más destacados de la magia en la capital.

Cada alumno tiene su propio lenguaje, una vez adquiridos los trucos, aunque es importante "dar las pautas de cómo deben hacerlo". Al terminar la jornada, los niños acuden a sus casas para enseñar a sus padres y familiares los trucos que han aprendido, también a sus amigos, y "todos los participantes ven que es divertido, no solo dentro de la actividad". Además, cabe destacar que las jornadas tienen otra finalidad clara: "hay que marcar la diferencia entre hacer trucos y hacer magia: el truco no es lo fundamental, es el secreto, pero lo más relevante es transmitir magia", señala el mago zamorano. Más allá de esta, el taller también pretende "inculcar que no hay esfuerzo sin recompensa, sin trabajo y constancia", indica Gil.