El escritor José Villalba Garrote acaba de publicar su primera novela encuadrada en el género histórico, "El último Cerco", un título que presenta esta tarde en el Museo Etnográfico de Castilla y León un acto en el que estará acompañado, a partir de las 20.00 horas, entre otros, por el poeta Ángel Fernández Benéitez y por el director del centro cultural regional, Pepe Calvo.

-¿Cómo nace su última novela?

-Es una cuestión inevitable para alguien a quien le gusta escribir y es de Zamora. Todos hemos escuchado la historia del Cerco de Zamora desde niños y cuando ahondas en la cuestión de alguna manera el romance y la leyenda son la voz popular y han dejado la historia en un segundo plano. Hemos considerado de alguna manera es más importante la leyenda que la historia.

-Y usted ¿a qué otorga más peso?

-Me he permitido unas licencias de autor en la historia, como el citar a Peñagusendo que se relacionaría con Peñausende, un lugar en donde no he localizado historia en ese momento y por eso me la he inventado. El rigor histórico está logrado porque he llevado a cabo una concienzuda labor de documentación durante varios años; de hecho, he estado durante cinco años viviendo más en el siglo XI que en el siglo XXI. Han sido cinco años de descubrir los detalles de la época, cómo y qué se comía, cómo se vestía o las inquietudes de las gentes en esos momentos.

-¿En su texto aparecen los personajes a Urraca, el Cid o Vellido Dolfos?

-Sí, ellos aparecen y tienen un papel muy importante, sobre todo Alfonso el rey de León al que le quitaron el reino y volvió a conquistarlo, o bien el Cid, quien todavía no era conocido como el Campeador dado que la novela transcurre en 1056 a 1072, acaba con el Cerco como fondo. A pesar de que los personajes históricos tienen una importancia mayúscula en la novela el verdaderamente importante es un personaje creado, fruto de mi imaginación. A través de sus andanzas vamos a transitar por el período histórico tan concreto.

-De sus palabras se deduce que es un hombre

-Sí se llama Laín Núñez y es hijo de la pequeña nobleza que desciende a lo más bajo de la sociedad del momento y tiene que abrirse camino. Tiene que enfrentarse a la crudeza de la vida desde su más corta infancia.

-La mayor dificultad que ha tenido con esta novela ha correspondido a...

-Es mi primera novela histórica y la mayor dificultad que he tenido es la revisión histórica, un concepto tan de moda actualmente. La historia evidentemente la han escrito los vencedores, la historia del Cerco está explicada siempre desde el lado castellano y no del leonés, lo que se soluciona consultado los archivos. Para mí otro problema fue el tratar de representar este tiempo en el que en la Península Ibérica estaba dividida en muchos reinos desde las taifas musulmanas a los cristianos. Mientras transitan por estos últimos no hay problema, pero sí hay dificultades cuando quieren conocer la vida de los perdedores.

-Usted ha cuidado mucho el lenguaje. ¿Por qué?

-Porque no me gustan las novelas históricas que utilizan un lenguaje totalmente moderno. He intentado recurrir a un vocabulario adecuado a la época, de ahí que haya un apéndice para explicar algunos términos árabes. También aparecen bastantes leonesismos e incluso al personaje en un momento dado lo apodan el "mocico".