Pues no parece que la medida anunciada por Mariano Rajoy de eximir del pago del IRPF a los pensionistas con rentas inferiores a los 17.000 euros vaya a dejar satisfechos a los jubilados para que cejen en sus masivas manifestaciones de los últimos meses. En primer lugar, porque son muchos los jubilados que quedan fuera del umbral ya que los de las pensiones más bajas ni siquiera tienen que hacer ahora declaración de la renta, y porque se trata de una medida muy parcial, un «parche» que no ataca ninguna de las reivindicaciones pendientes, que no son otras que la garantía de una revalorización de las pagas de acuerdo al incremento del coste de la vida y una garantía de que las generaciones futuras va a seguir protegidas por la Seguridad Social, es decir, que va a haber dinero para sostener a los que vayan entrando en el sistema.

Efectivamente, las estimaciones indican que sólo uno de cada diez pensionistas se vería beneficiado por la rebaja (los que cobran entre 12.000 y 17.000 euros al año), en cuantías que van desde los 111 euros (por ejemplo para los pensionistas que cobren 1.200 al mes) a unos 50 euros (los que tengan nómina de mil euros al mes).

Teo Movilla, de Comisiones Obreras, o tiene claro: «Que suban las pensiones más bajas y que se dejen de aplicar deducciones del IRPF. Porque ahora la mayoría de las rentas bajas ni siquiera tienen que hacer la declaración». Cree que las últimas promesas de Rajoy, tanto esta como otras anunciadas en el Parlamento sobre un incremento de las pagas más bajas a cambio de que le aprueben los presupuestos «da la impresión de que son un chantaje al resto de los partidos. Y la salida no va por ahí, porque no se busca un parche para un año, sino resolver un problema muy gordo que solo se puede hacer en el marco del Pacto de Toledo. En los últimos 30 años nunca había habido tanta preocupación por el futuro de las pensiones, y por eso la gente se ha echado a la calle».

Movilla cree que lo que hay que debatir en profundidad es qué sistema «aplicamos para asegurar las pensiones en los próximos veinte años, fijar las bases en el Pacto de Toledo». Y si está claro que con las cotizaciones de los activos no se van a poder sostener las pensiones cuando lleguen las generaciones del «baby boom» que supondrán pasar de 120.000 nuevos pensionistas al año a 250.000, también lo es que existen fórmulas para financiar la Seguridad Social, como se hace en Francia, donde se saca «de los presupuestos generales del Estado».

A José Antonio Villarino, de UGT, cree que la propuesta es «un engaño más de los que nos tiene acostumbrados Rajoy», ya que a su juicio el verdadero problema está en las pensiones de viudedad y las más bajas de jubilación, ya que muchas personas no llegan prácticamente a la supervivencia.

Luis San León, dirigente de la mayor asociación de jubilados de Zamora, «El Ángel», considera que la propuesta de bajada del IRPF «son ganas de marear, porque uno que gane 2.400 euros está viviendo bien, mientras para uno que gana 600 le están mareando la perdiz. Porque dinero hay. La prueba es que a pesar de lo que han desvalijado hemos seguido subsistiendo». Reclama una mayor altura de miras de la clase política.

Por su parte, el presidente de la Federación de Jubilados y Pensionistas de Zamora, Balbino Lozano, cree que la rebaja del IRPF es positiva para la gente a quien afecte, ya que puede suponer hasta 200 euros al mes, «lo que no quita que se tengan que incrementar las pensiones de viudas y las mínimas porque todavía están muy mal y tienen que subir necesariamente».